El hombre desapareció sin dejar rastro, como si se lo hubiera tragado la tierra. Reaparece al pie de su casa vistiendo la misma ropa que llevaba el día en que desapareció.
Vasile Gorgos, un ganadero de Rumania, desapareció tras salir de su casa para hacer un viaje de negocios. Tardaría dos horas, pero regresó a su hogar 30 años después. Tenía la misma ropa y en su bolsillo llevaba intacto el boleto de tren de la ruta Ploiesti – Bacau que debía abordar tres décadas atrás.
El misterio rodea a este caso que conmocionó al país europeo. El hombre desapareció sin dejar rastro, como si se lo hubiera tragado la tierra. Por años, su familia agotó los esfuerzos por hallarlo con vida o al menos obtener una pista sobre el paradero del sujeto que en ese momento tenía 63 años, reseñó El Universal.
Ante la desaparición del hombre de negocios, Vasile Gorgos fue dado por muerto. Familiares, vecinos y conocidos le rindieron homenajes de despedida llenos de incertidumbre y desesperanza.
El 29 de agosto de 2021 por la tarde un vehículo desconocido lo dejó en la entrada de la misma casa de donde salió 30 años atrás, publicó Semana. Nadie más se bajó del auto y ningún vecino se percató del número de la placa. No se sabe quién lo regresó a su casa ni por qué.
Vasile Gorgos vestía la misma ropa con la que desapareció en 1991, cuando recibió una llamada para trasladarse a otra ciudad para comercializar ganado. El hombre, que ahora contaba con 93 años, estaba desorientado y no recordaba nada.
Desconcertados, emocionados, felices e intrigados, los familiares del ganadero rumano no podían creer lo que ocurría. Lo reconocieron de inmediato. “¿Dónde estuviste todo este tiempo?”, le habrían preguntado. Vasile dijo que siempre estuvo en su casa, no recordaba haber estado en otro lugar, contó El Tiempo.
Le realizaron un chequeo médico y confirmaron su buen estado de salud, solo presentaba algunos problemas neurológicos. Parecía que habían cuidado muy bien de él, pues los médicos dijeron que el hombre desaparecido hace 30 años estaba en perfectas condiciones.
A más de un año de su reaparición, existen más dudas que certezas. No hay información sobre quién le hizo la llamada en 1991, quién lo devolvió a su casa o el auto donde llegó. Tampoco se conoce dónde permaneció durante las tres décadas, por qué no hizo contacto, por qué tenía aún la misma ropa y por qué no abordó el tren.
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