Han pasado un año y ocho meses de gestión cuando Juan Guaidó vuelve con la apuesta a la creación de una “fuerza monolítica” como la mostrada para las elecciones parlamentarias del año 2015 que le haga frente a Nicolás Maduro. Sin embargo, lejos de conseguir adeptos, se suman reacciones en contra.
Ante una nueva hoja de ruta, “la cautela ha rodeado a los partidos y sus representantes a pesar de las aseveraciones de Guaidó, quien afirmó que su propuesta fue atendida por las principales figuras de la oposición”, publica Milagros Boyer en un trabajo para Panampost.
En este marco, advierte la nota, “se suman contras al proceso y evidencian un secreto a voces: La oposición se desmorona en medio de resquebrajamientos a lo interno y sigue sin capitalizar el descontento en el país”.
Los choques dentro de la oposición
El líder político y ex gobernador de Miranda, Henrique Capriles Radonski, aprovechó la oportunidad para lanzar una alternativa. Poco después de ser requerido por Guaidó para una discusión, “el excandidato presidencial ofreció su propia hoja de ruta”.
Además, asomó “una posible participación en las elecciones del 6-D que no sea la abstención, un claro guiño a medirse en las urnas con la maquinaria política del chavismo. De último, pidió no hablar fantasías y recordar que actualmente la coalición no es Gobierno, ni está de ese lado”.
Por otra parte, María Corina Machado “ha manejado una agenda privada y pública que se mantiene aún en estos días, centrada en la creación de una coalición internacional” que apunta al “control del territorio, seguridad y desarme”. Una visión “tildada como radical por algunos sectores dentro de la coalición”.
Intelectual y abogada, Thays Peñalver fue públicamente llamada por Guaidó para “incorporar visiones intelectuales” a la propuesta de la hoja de ruta, pero fue otra que rechazó el nombramiento: “No puedo participar en algo que desconozco”, escribió en Twitter.
“Frase lapidaria que dio cuenta cómo la comunicación” en el entorno de Guaidó “no está en sus niveles más óptimos”, estima Panampost.
Algunas de los convocados “han apostado a sobrias declaraciones para medir el termómetro en la población”, mientras que otros “sencillamente no han dado respuesta de manera pública ante la petición de Guaidó”, agrega.
Renuncias en el entorno de Guaidó
Tras el inicio de la gestión de Juan Guaidó, muchos de quienes le acompañaban en puestos estratégicos se han retirado por diversas razones. El más reciente ocurrió en la figura de quien habría sido designado por la AN como presidente de la junta administradora Ad-Hoc del Banco Central de Venezuela (BCV), Ricardo Villasmil.
La publicación de Panampost baraja entre las posibles hipótesis de su salida “un conflicto de intereses que ocurriera con la designación de José Ignacio Hernández como procurador especial, un cargo que le fue otorgado cuando se encontraba involucrado en causas como defensor de varias empresas contra el Estado venezolano”.
Otra dimisión mediática fue la de Humberto Calderón Berti, reconocido por Colombia como embajador. Días después de ser notificado su cese, el experto petrolero acusó a personas del entorno de Guaidó y señalándolos de estar inmersos en “corrupción en el manejo de fondos para el ingreso de ayuda humanitaria a Venezuela el 23 de febrero de 2019”.
De acuerdo con la BBC, Calderón Berti dijo que muchas personas concentradas en círculos cercanos a Guaidó manejaron cantidades importantes de dinero, donde figuraba una “doble facturación” y la emisión de pagos que involucraban licor y otros gastos no relacionados con el fin al que fueron destinados.
Economistas, abogados, estrategas
También figura el caso de la abogada Tamara Sujú, en su condición de representante de Guaidó en República Checa. Renunció al puesto tras ejercerlo durante escasos cinco meses. Dijo haber dimitido por tener “conflicto de intereses” entre su labor en defensa de derechos humanos y la responsabilidad de fungir como embajadora.
A las renuncias se sumó después el economista Ricardo Hausmann, quien fungiría como representante ante el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El puesto fue rechazado bajo el argumento de que “entraría en conflicto con sus responsabilidades en Harvard”, reseñó Infobae.
Otra salida fue la del estratega político Juan José Rendón, quien presentó su renuncia tras haber admitido que firmó un acuerdo con la contratista militar Silvercorp y pagó $50.000 dólares para la ejecución de la llamada “Operación Gedeon”, que buscaba la salida forzada de Nicolás Maduro.
El diputado Sergio Vergara, quien salió de las filas del partido de Leopoldo López, Voluntad Popular, estuvo involucrado en esa operación y su firma figura en el polémico contrato por más de 212 millones de dólares con Silvercorp. También renunció a su cargo.
Dentro de los representantes del llamado “gobierno interino” figuraba igualmente Guarequena Gutiérrez, asignada a Chile. Según recoge la agencia EFE, justificó su salida por “razones económicas y migratorias”. Estuvo en funciones hasta junio de 2020.
Fuente: Globovisión con información de Panampost
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