La misión está en línea con la tendencia de reutilizar cohetes y reducir los costos de las misiones espaciales.
La compañía aeroespacial estadounidense Rocket Lab logró el lunes capturar uno de sus cohete en órbita con la ayuda de un helicóptero antes de dejarlo caer en el océano, lo que supone un éxito parcial en la búsqueda de la reutilización de cohetes y reducción de los costes para futuras misiones espaciales.
La prueba, en la que se utilizaron paracaídas y un largo cable que colgaba del helicóptero, buscaba marcar un hito clave para la empresa con base en California, que ahora le pone presión a la pionera SpaceX, compañía del multimillonario empresario Elon Musk.
Detener un cohete en el aire con un helicóptero
La misión de Rocket Lab, llamada “There and back again”, consistía en lanzar 34 satélites más al espacio -ya tiene 146- con la ayuda del vehículo de lanzamiento Electron, que desplegó una serie de paracaídas para frenar su velocidad durante su regreso a la Tierra.
A 2.000 metros de altura sobre el Pacífico Sur, frente a la costa neozelandesa, un helicóptero esperaba por el cohete. En la parte inferior del helicóptero iba colgado un largo cable vertical y un gancho para atrapar el objeto en el aire, mientras este descendía en paracaídas a 35 km por hora.
El cable del helicóptero se enganchó al cohete con éxito, tal y como se vio en la transmisión en directo de la compañía, lo que provocó vítores y aplausos de los ingenieros de Rocket Lab en el centro de control de la misión. Una vez en el océano, el artefacto reutilizable fue recogido por un barco.
Todavía quedan detalles que afinar
“No es gran cosa”, escribió en Twitter el director ejecutivo de Rocket Lab, Peter Beck. “El cohete chapoteó sin problemas y el barco lo está cargando ahora”, agregó.
“A partir de ahora evaluaremos la etapa, determinaremos qué cambios podríamos querer hacer en el sistema y los procedimientos para la próxima captura del helicóptero y el eventual vuelo nuevo”, añadió Beck.
Según informó la compañía, una prueba totalmente exitosa habría implicado llevar el cohete propulsor de vuelta a tierra o a una barcaza sin que tocara el agua del océano. Por lo demás, el desafío sigue siendo grande, pues al igual que los Falcon 9 de SpaceX, una de las partes del artefacto espacial suele quemarse, por lo que no son totalmente reutilizables.
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