Una revolucionaria prueba molecular rápida y un respirador artificial de bajo coste son las primeras soluciones innovadoras de la ciencia e ingeniería de Perú para hacer frente a la COVID-19, que con más de 264.000 contagios acumulados hace del país el sexto del mundo con más casos confirmados.
Estas creaciones son las primeras en cristalizar de varios proyectos que han surgido desde las universidades peruanas con financiación pública y especialmente privada, que ha dado fondos en cantidades sin precedentes.
Así ha surgido Masi (compañero, en quechua), un ventilador mecánico básico diseñado y fabricado en tiempo récord por un grupo de ingenieros de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).
"Hemos hecho en dos o tres meses lo que normalmente toma tres años", explicó a Efe el director del Centro de Investigación en Ingeniería Médica de la PUCP y coordinador del proyecto, Benjamín Castañeda, reseña EFE.
Cada unidad cuesta unos 5.000 dólares, muy por debajo del precio que el Gobierno peruano pagó recientemente por un lote de 400 comprados a China, o de los 125 que la patronal peruana, llamada Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep), adquirió también en China para la sanidad pública.
"No es un emprendimiento comercial. Es de manera solidaria por la emergencia. Nosotros recibimos las donaciones para producir los ventiladores y donarlos al Ministerio de Salud", apuntó Castañeda.
Los primeros 200
Ya están listos para comenzar la próxima semana a producir 200 unidades, que servirán para paliar el déficit de estos equipos en el país, pues el Gobierno está en una desesperada carrera contrarreloj por aumentar su oferta de unidades cuidados intensvos (UCI).
En febrero, al inicio de la crisis, en todo Perú sólo había 276 respiradores operativos para pacientes de COVID-19.
Masi cuenta con los tres modos básicos de ventilación artificial para un paciente en estado grave que sufre insuficiencia respiratoria y cuyo asidero a la vida es este tipo de aparatos.
El respirador manual es presionado por un mecanismo al ritmo y fuerza que le marca un software, el mismo que es controlado desde una pantalla para determinar el volumen y presión de aire en función de las condiciones del paciente.
"Esta iniciativa da a conocer lo que se puede hacer cuando se junta la academia, el Estado e instituciones privadas. Marca lo que podemos hacer cuando todos juntos y unido", , apostilló Castañeda.
Prueba en 30 minutos
Para detectar de manera temprana casos de COVID-19 y evitar que lleguen en una UCI, la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) ha implementado una vanguardista "prueba molecular rápida" que ofrece los mismos resultados de una prueba PCR tradicional pero en apenas 30 minutos, casi el mismo tiempo de una prueba serológica.
Sin embargo, la diferencia entre esta prueba molecular rápida y una serológica "es abismal, como entre el blanco y negro", comentó a Efe el director del Laboratorio de Neurobiología del Desarrollo de la UPCH, Edward Málaga-Trillo.
Esta propuesta es capaz de detectar el coronavirus en una persona desde el primer día, mientras que la serológica tiene una fiabilidad mucho menor, pues solo puede advertir el virus a partir del séptimo día de infección al reaccionar a los anticuerpos, los que hacen que salga positiva aunque la persona ya haya superado la infección.
Además, basta con tomar una muestra de saliva, sin necesidad de introducir un molesto hisopo hasta el fondo de las vías respiratorias. En esa misma muestra se acelera el replicado de los virus sin precisar una PCR.
Alternativa a la PCR
"Ahí está realmente el ahorro de tiempo. En vez de emplear 4 horas con una máquina compleja como la que requiere la PCR, pasas a una reacción por amplificación isotérmica en 15 minutos", dijo Málaga-Trillo. Luego es cuestión de mojar una tira de papel para que los reactivos muestren si hay presencia del virus SARS-CoV-2.
Esta tecnología de última generación está lista para ser comercializada en Estados Unidos. Solo Argentina y ahora Perú han adaptado esta idea en Latinoamérica.
"Es un método que no requiere nada complejo. Es muy rápido, es portátil y debería ayudar a solucionar el problema en países tan complejos como Perú por su tamaño, desigualdades y difícil acceso a regiones", anticipó Málaga-Trillo, cuyo laboratorio está presidido por un meme de Chuck Norris bebiendo un mate con coronavirus.
"Ya hemos logrado el prototipo y funciona con muestras reales de peruanos, pero tenemos que validarlo y hacer una producción local. Aquí en Perú puede tardar entre 10 meses y un año. Estamos comiéndonos esa pelea para que se reduzca, con suerte, a tres meses", agregó.
Aunque es cauto a la hora de hablar del coste que tendría en el mercado, el científico cree que oscilaría entre los 50 y 70 soles (entre 14 y 20 dólares), lejos de los 140 dólares que puede costar una PCR.
Financiación privada sin precedentes
Entre las empresas que han financiado estas iniciativas está ISA REP, empresa energética de capitales colombianos que ha aportado 500.000 dólares al desarrollo de los respiradores Masi y 100.000 para las pruebas moleculares rápidas.
"Apenas comenzó esta pandemia, pensamos en focalizarnos en salud y bienestar, porque veíamos lo que iba a significar. Pensamos que iban a faltar camas UCI y pruebas rápidas", dijo a Efe Carlos Mario Caro, gerente general de ISA REP.
"Vemos que es un esfuerzo grande que está dando resultados y va a servir mucho a todo el país", dijo el empresario, impresionado por la respuesta del sector privado de Perú hacia la ciencia y la innovación en esta emergencia, que es hasta diez veces más que en Estados Unidos y China en términos porcentuales de PIB.
Por ello, Caro hizo un llamado para que más empresas se sumen. "Entre todos podemos hacer más y llegar más lejos. Juntos somos uno. Aquí hay mucha innovación y talento local, cuando se les da apoyo, se logran verdaderas cosas", concluyó.
Fuente: Globovisión /EFE
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