La lenta traslación del primer huracán, luego degradado a tormenta tropical Isaías, mantuvo en vilo a los habitantes del sur de la Florida durante el grisáceo primer fin de semana de agosto. La ciudadanía se preparó para lo peor, y respiró aliviada cuando el peligro se disipó al cambiar de dirección los vientos.
El domingo por la tarde, la región retomó lentamente la normalidad tras el paso tangencial de la tormenta por el litoral de Florida, casi en armonía con la demarcación territorial de la península.
El fenómeno meteorológico registró intensas precipitaciones, múltiples inundaciones, apagones por cortes del servicio eléctrico y árboles caídos, pero hasta el momento, no provocó pérdidas humanas, ni en Florida ni en Bahamas, de acuerdo con los informes disponibles, reseña El Nuevo Herald.
Si bien en un principio se esperaba que Isaías golpeara la costa con fuerza de huracán, vientos de unas 104,607 kilómetros por hora no supusieron la gran amenaza anticipada por los pronósticos meteorológicos.
“Parece que estamos bien, aunque no declararemos ‘misión cumplida’ hasta que esta cosa se aleje”, indicó el director de la oficina estatal de manejo de emergencias, Jared Moskowitz, en declaraciones a la agencia AFP, al explicar que el episodio sirvió como simulacro de cómo atender un desastre meteorológico mientras el estado intenta contener la pandemia del COVID-19.
“Esto fue realmente un buen ensayo de los protocolos y procedimientos que hemos implementado en el estado de Florida para enfrentar la temporada de huracanes con el COVID-19”, aseguró el funcionario, citando la disponibilidad de hoteles para alojar a los evacuados que han contraído el virus o pudieran ser portadores del patógeno.
Rumbo al Noreste Atlántico
El Centro Nacional de Huracanes, en su boletín de las 5 de la tarde, del día domingo 2 de agosto, indicó que Isaías se había fortalecido levemente en su traslación noreste, justo al borde de la costa central de Florida, con vientos máximos sostenidos de 112,654 kilómetros por horas y ráfagas más altas.
De acuerdo con el pronóstico, la trayectoria lleva al meteoro hacia las Carolinas, donde pudiera tocar tierra a principios de semana. Previendo esto, las autoridades del CNH emitieron una alerta de huracán para porciones de ambos estados costeros, aunque esperan que el fenómeno se mantenga con fuerza de tormenta tropical.
Stacy Stewart, especialista en huracanes del CNH, explicó que fueron los vientos en altitudes elevadas los que suprimieron gran parte de la fuerza de Isaías, sumándose a esto la considerable disminución de su velocidad.
“Preveíamos que iba a formarse un huracán y no ocurrió”, dijo Stewart, en declaraciones a la AP. “Es una historia de dos tormentas. Si vives del lado oeste de la tormenta, no pasó gran cosa. Si vives al este, hay mucho clima horrible allí”.
Florida, donde las autoridades cerraron playas, parques y centros de pruebas para el coronavirus como medidas preventivas, se benefició al estar en el costado oeste de Isaías.
No obstante, los residentes del sur de la Florida ciertamente sintieron algunos efectos climáticos de la tormenta.
Después de la tormenta, la calma
En la costa sureste de la península, desde Miami hasta Palm Beach, la tormenta arrojó de dos a cuatro pulgadas de lluvia, causó el corte del servicio eléctrico en ciertos de hogares y elevó el oleaje marino, lo cual surtió deleite a los surfistas.
Más allá de eso, no se registraron mayores daños a la propiedad.
El gobierno del Condado Miami-Dade anunció la reapertura, este lunes, de los campos de golf, playas y puertos deportivos, mientras que el Condado Broward bajó los puentes levadizos.
En el Condado Palm Beach, el cual había emitido un aviso de evacuación voluntaria para residentes en remolques o casas prefabricadas y abierto algunos de sus refugios, decidió cerrarlos el domingo.
Con información de AFP y AP
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