Hace un año que el Coronavirus confinó a la incertidumbre al planeta entero. Las esperanzas desde entonces se cifraron en la aparición de una vacuna. Hoy tenemos (o al menos los países que pueden) varias de ellas, pero también tenemos una fiebre de deprimidos PIB's por todo el globo terráqueo, una pandemia de desempleo y un malestar desesperanzador que se sienten con mayor fuerza en América Latina.
La región estima que retrocederá una década debido a los estragos del Covid-19. ¡Una década! Nada más y nada menos. Y eso sin contar con que para países como Venezuela, que previo a la crisis su PIB ya estaba gravemente deprimido, la pérdida se acumulará en tiempo y sacrificios.
Las salidas no son fáciles, pero tampoco imposibles. Hace falta, por supuesto, solidaridad internacional y un nuevo multilateralismo global. Eso al menos considera la Cepal, en la voz de su secretaria ejecutiva, Alicia Bárcena, para quien retomar la ruta del crecimiento anual al menos en 1,8% reduciría a un quinquenio el trauma de recuperar tiempo y recursos a la región que ya ha perdido a más de medio millón de seres humanos (660 mil y contando) por la pandemia y que tiene el reto de sacar de la pobreza extrema (tan mortal como el virus) a casi 100 millones de personas, o lo que es igual a 15,5% de su población .
Si como no luce muy probable, creciéramos como región un 3% anual en tres años estaríamos en los mismos niveles de 2019.
Para superar el viejo virus de la pobreza debemos elevar la barra y aspirar a un crecimiento del 4% anual con redistribución gradual de los segmentos más pudientes hacia los menos favorecidos y en apenas tres años habríamos erradicado la pobreza extrema y en 9, la pobreza en su totalidad.
La propuesta
Los esfuerzos hasta ahora han sido muchos pero no suficientes. Las exportaciones van a caer 14% y el desempleo, en cambio, seguirá creciendo (con solo el 21% de su población con internet para realizar teletrabajo. De teleducación ya se podrán imaginar la tragedia).
El confinamiento tuvo como principal enemigo la necesidad y la amplia informalidad económica (54%) de 'los países de uno', eso sin contar con el hacinamiento, la falta de agua y la precariedad de los servicios que nos hizo más vulnerables.
Un nuevo futuro, siete propuestas es el documento que condensa las propuestas de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe:
1) Extender el ingreso básico de emergencia 120 dólares al mes.
2) Ampliar plazos y periodos de gracia a la pequeña y microempresa.
3) Crear una canasta básica digital para los 40 millones de desconectados de la región.
4) Establecer políticas monetarias y fiscales expansivas.
5) Solidaridad internacional.
6) Idear planes de recuperación basados en inversión, empleos y sostenibilidad ambiental.
7) Y finalmente pactos políticos.
Una lúcida frase de Bárcenas describe perfectamente el reto de la región en la postpademia: ¡debemos superar el desinterés por el bien común! Y es que en ese afán de recuperar los PIB's (que se estimaba caería en 2020 9,1% promedio en AL), de mejorar las cifras y los porcentajes de crecimiento, en ese estrés económico por salirnos del atolladero en el que el Coronavirus sumió a la humanidad, y particularmente a Latinoamérica, no podemos olvidarnos de la gente, de los ciudadanos, del pueblo, términos con cargas ideológicas definidas pero que se traducen todas en los seres humanos.
Porque "el 'mercado' debe estar al servicio de la sociedad y no al revés", como bien recuerda la Secretaria ejecutiva de la Cepal y porque los humanos, la gente, los ciudadanos, el pueblo deben ser mucho más que datos, son, en definitiva, seres con dignidad que en muchos casos ya muestran signos de cansancio y descontento.
La principal conspiración que vive la economía Latinoamericana es la desigualdad enfermiza que ha padecido desde que existe como región. Una desigualdad que ahora, tras la crisis del Coronavirus, se ha agudizado en todo el planeta y con énfasis dramático en Suramérica que creció 4,9% .
El Covid deja pocos, poquísimos ganadores, y en cambio un montón, muchísimos perdedores, insiste Bárcenas.
Pactos políticos y reorganización
De forma tal que para no ahogarnos en 10 años de retroceso económico, salir al frente con un promedio de crecimiento anual de casi 2%, amén de nuevas políticas fiscales y tributarias, con un nuevo enfoque multilateral, una nueva ecuación entre Estado, Mercado y la Sociedad, y una aproximación solidaria a la deuda de la región (la comunidad internacional debe entender que no es posible que economías medias paguen más del 50% de sus ingresos por exportaciones en solo intereses) : América Latina debe, además, hacerse oír como un solo bloque.
para Bárcenas resulta imperioso para el cumplimiento de estos objetivos "zafarnos del imperio de las calificadoras de riesgo" y de todos sus conflictos de intereses que encarecen sin sentido el financiamiento externo y por ende el cumplimiento de la misión.
Latinoamérica no puede, en cambio, caer en la tentación de soslayar el Estado de Derecho amparada en la emergencia.
Se debe empeñar en una recuperación transformadora, sustentable y sostenible, que incluya una reorganización social.
Eso a su vez amerita liderazgos innovadores, que sean capaces de instaurar una nueva ética política, más allá de pequeños intereses partidistas y comprometidos con la misión y la visión de una tarea que no es individual, ni nacional, sino colectiva y regional.
Se dice fácil, pero es quizás más complicado el trabajo cuando se constata, en el informe de la institución en cuestión que 80% de los Latinoamericanos están convencidos de que sus gobiernos están involucrados en hechos de corrupción, y solo el 20% confía en su dirigencia política.
Se requieren "nuevos pactos políticos y sociales de largo alcance construidos con la participación de muchos actores" con la intención de avanzar hacia consensos para universalizar la protección social y la salud, "y para reorientar el paradigma de desarrollo neoliberal con políticas fiscales más redistributivas", reitera Bárcenas.
Porque aún en medio de la crisis han surgido propuestas innovadoras y autóctonas, como la creación de un Fondo de Alivio para el Covid, con un capital de 16 mil millones de dólares, propuesta por Costa Rica y avalada por la Cepal para ayudar a la región a hacerle frente a los estragos de la pandemia sin sacrificarse con más deuda y sin que las cuentas las terminen pagando de una (sacrificio) u otra forma (cansancio y protesta) los de siempre: el pueblo, la gente, los ciudadanos, los seres humanos.
0 comments:
Publicar un comentario