“Las plantas, que tardan dos meses en florecer, interesaron a la NASA porque son ideales para ambientes reducidos como las naves espaciales, y con nuestras modificaciones genéticas hemos conseguido reducir su tamaño y su follaje”, aclaró Orozco, ingeniera agrónoma de la Universidad Nacional de Colombia y doctorada en Fisiología de Plantas de la Universidad de Washington.
Los tomates más pequeños del mundo pronto estarán listos para despegar al espacio, “estamos seguros que funcionarán en un 90 %”, agregó Orozco, pero su misión final puede ir mucho más allá de servirse en la Estación Espacial Internacional, ya que “la idea es instalar la agricultura en otros planetas”.
“Estos tomates pueden terminar sembrándose en Marte o en la Luna, no lo sabemos, ya que faltan por resolverse aún muchos interrogantes científicos, aunque puede ser que yo no esté aquí para verlo”, reconoció Orozco.
Fuente: Globovisión/EFE/JGL
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