Ante el despertar de las recientes protestas en rechazo al racismo por la muerte del afroamericano George Floyd a manos del policía blanco Derek Chauvin en Estados Unidos (EEUU), el presidente estadounidense Donald Trump, se protegió durante al menos una hora en el búnker subterráneo de la Casa Blanca.
El nombre oficial del refugio es Centro Presidencial de Emergencias (PEOC por sus siglas en inglés) y es una infraestructura similar a un búnker construida bajo el ala este de la Casa Blanca a principios de la década de 1940 durante la Segunda Guerra Mundial bajo la presidencia de Franklin Delano Roosevelt.
El presidente Harry Truman, que siguió a Roosevelt, remodeló la Casa Blanca en 1948 y amplió el búnker subterráneo mientras estaba allí.
El búnker tiene la finalidad de proteger en casos de emergencia, al presidente junto a otros empleados del gobierno y a la vez puedan mantener comunicación con el exterior.
Se presume que el PEOC tiene una sala de operaciones y comunicaciones de unos 55 metros cuadrados, un área de información y una sala de dirección con pantallas. Además de al rededor de cinco pantallas de televisión de aproximadamente 55 pulgadas.
De acuerdo con el The New Yok Times, el búnker no ha sido usado mucho desde la llamada "Guerra contra el Terror", sin embargo, ha sido reforzado para resistir la fuerza de un avión de pasajeros que se estrelle contra la casa del presidente.
Fue utilizado durante el ataque terrorista del 11 de septiembre
Antes del 11 de septiembre, esta instalación no era demasiado lujosa y era muy limitada en cuanto al número de ocupantes que podía albergar en su interior una vez estuviese herméticamente sellada. Carecía de la comodidad de la Sala de Crisis de la Casa Blanca pero ofrecía una protección mayor. El PEOC estaba pensado solo para que el presidente y el vicepresidente, además de sus familias y sus ayudantes, sobrevivieran.
Tras los ataques del 11 de septiembre el PEOC se actualizó para ser capaz de mantener en contacto al presidente con el mundo exterior.
Hay un protocolo para que los miembros de la familia inmediata al presidente sea llevada al búnker bajo la protección del Servicio Secreto, como pasó con la primera dama Laura Bush el 11 de septiembre, a pesar de que su esposo estaba fuera de la ciudad.
Laura describió cómo fue entrar al búnker en sus memorias, que publicó en 2010:
"Me condujeron deprisa escaleras abajo a través de un par de grandes puertas de acero que se cerraron detrás de mí con un fuerte silbido, formando un sello hermético. De repente estaba en un pasillo subterráneo sin terminar bajo la Casa Blanca en dirección al PEOC, el Centro Presidencial de Operaciones de Emergencia, construido para el presidente Franklin Roosevelt durante la Segunda Guerra Mundial. Caminamos por viejos pisos de baldosas con tuberías colgando del techo y todo tipo de equipos mecánicos. El PEOC está diseñado para ser un centro de comando durante emergencias, con televisores, teléfonos e instalaciones de comunicaciones.
Me condujeron a la sala de conferencias adyacente al centro neurálgico del PEOC. Es una habitación pequeña con una mesa grande. La asesora de seguridad nacional Condi Rice, el consejero del presidente Karen Hughes, el subjefe de personal Josh Bolten, y Dick y Lynne Cheney ya estaban allí, donde habían estado desde la mañana. Lynne se acercó y me abrazó. Sus agentes la habían llevado a la Casa Blanca justo después del primer ataque. Luego dijo en voz baja en mi oído: “El avión que golpeó el Pentágono rodeó primero la Casa Blanca”.
La primera dama Melania Trump y su hijo Barron probablemente también fueron llevados al búnker el viernes, según la CNN, que habló con dos fuentes familiarizadas con los movimientos de la Primera Familia durante el fin de semana. No está claro si alguno de los otros miembros del personal del presidente se unió a la familia para esconderse de los ciudadanos estadounidenses.
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