El alcalde de la capital de Polonia pidió a los residentes dejar sus autos en casa y utilizar el servicio público.
Los habitantes de la capital de Polonia, Varsovia, sufren las consecuencias de los altos niveles de contaminación ambiental que, en estos días de invierno boreal, duplican los rangos máximos permitidos por la Organización Mundial de la Salud.
Entre las medidas anunciadas por las autoridades para hacer frente a la emergencia destaca la implementación de la gratuidad en el transporte público, con el objetivo de que los ciudadanos no usen sus autos particulares.
La inédita iniciativa abarcó ayer a todos los medios de transporte públicos, como autobuses, tranvías, metro y tren ligero, que funcionan integrados.
Junto con llamar a la población a no usar los automóviles, las autoridades también pidieron evitar las estufas a carbón y las chimeneas.
Polonia es el país más contaminado de la Unión Europa y varias de sus ciudades no cumplen los estándares comunitarios de pureza del aire. En muchas localidades, la concentración de partículas dañinas en el aire, como las PM 10 y el benzopireno superan varias veces los estándares.
Para la jornada de ayer, los miembros de la Inspección Medioambiental habían pronosticado que la polución aumentaría a niveles críticos a partir del mediodía debido al descenso de la temperatura, que por la noche alcanzaría los seis grados bajo cero.
En Varsovia viven poco menos de dos millones de personas. Su alcalde, Michał Olszewski conminó a los residentes a usar el transporte público. Además, recomendó “limitar el tiempo que pasan en el exterior, especialmente en los distritos de la zona oriente, donde los niveles de contaminación son extremadamente altos”.
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