Ya llegaron. El tiempo de especulaciones terminó y comienza la Cumbre del G20, el desafío internacional más importante de la historia Argentina. El gobierno de Mauricio Macri tiene varios frentes abiertos y debe estar a la altura: lidiará con la discusión propia del G20, la seguridad, su búsqueda de acuerdos en una decena de importantísimas reuniones bilaterales y deberá mediar entre líderes que llegan con sus propios conflictos. Atravesar airoso estas 48 horas es el objetivo.
La Argentina preside este año el G20, el foro de políticas económicas más importante del mundo. Desde 2008, cuando el planeta estuvo por estallar por el crack económico, los mandatarios de los países más industrializados decidieron sumar a los emergentes y transformaron el mecanismo previsto para ministros en un club de presidentes. Salvar el sistema económico mundial -y a los bancos- fue la meta y para eso se necesitaba de países como China, por ejemplo. Así, el G20 devino en el encuentro de los poderosos. Eso es lo que comanda Argentina este año. Es importantísimo porque brinda la oportunidad de definir la agenda de esta cumbre y de concretar acuerdos comerciales que resulten provechosos para el país.
Ya llegaron el saudita Mohammed bin Salman, el australiano Scott Morrison, el brasileño Michel Temer, el canadiense Justin Trudeau, el chino Xi Jinping, el surcoreano Moon Jae-in, el estadounidense Donald Trump, el francés Emmanuel Macron, el indio Nerendra Moodi, el indonesio Joko Widodo, el italiano Giuseppe Conte, el japonés Shinzo Abe, el mexicano Enrique Peña Nieto, la británica Theresa May, el ruso Vladimir Putin, el sudafricano Cyril Ramaphosa y el turco Recep Tayyip Erdogan, que con el español Pedro Sánchez y el presidente del Consejo Europeo Donald Tusk conforman el equipo permanente del G20. Se espera que, después de un desperfecto técnico con su avión, arribe la alemana Angela Merkel.Además, ya están aquí el chileno Sebastián Piñera y el holandés Mark Rutte, ambos invitados de Argentina. Y líderes de países que presiden organizaciones regionales como el presidente de Ruanda, Paul Kagame; el de Senegal, Macky Sall; y el primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong; y el primer ministro de Jamaica, Andrew Holness.
Argentina deberá garantizar la seguridad de todos ellos y de los miles de funcionarios y periodistas internacionales que los acompañan. Para eso, se desplegaron 22.000 efectivos. Habrá tres anillos de seguridad, rige la ley de derribo, habrá restricciones a la circulación por tierra, aire y mar; hay equipos especialmente capacitados para amenazas nucleares y bacteriológicas; y las fuerzas armadas y de seguridad de la Argentina -con ayuda de varios países como EEUU y China, por ejemplo- debieron reforzar su equipamiento. El asunto es delicado, más luego de una serie de atentados ocurridos en la ciudad de Buenos Aires por militantes anti-G20. A los vecinos de la ciudad no les queda otra opción que adaptarse. Habrá muchos cortes de calle, zonas de exclusión y controles vehiculares… Estas serán las 48 horas con más restricciones a la circulación en los 35 años de democracia.
Así y todo, a pesar de los miles de policías que estarán en las calles, el feriado decretado para hoy en la ciudad de Buenos Aires y la falta de subtes y trenes, más de un centenar de organizaciones sociales y de derechos humanos anunciaron que marcharán para repudiar el G20. No será frente a la sede de la cumbre ni en Casa Rosada porque esas zonas están cerradas: la concentración será a las 15, en Avenida 9 de Julio y San Juan.
Mientras se desarrollen las movilizaciones, los presidentes deliberarán. En el cronograma oficial hay un “retiro” -una reunión privada de los 20 miembros permanente más España- y cuatro sesiones plenarias. De la cumbre debe salir un communiqué final que la Argentina pretende que sea consensuado. El antecedente de Hamburgo no es promisorio. Además de los mediáticos enfrentamientos en las calles con fuego y gases lacrimógenos, puertas adentro, el recién llegado Donald Trump rompió el consenso con su veto al pacto sobre Cambio Climático.
“Argentina tiene el enorme desafío de alcanzar un consenso que marque las reglas de la economía mundial”, definió Pedro Villagra Delgado, el sherpa argentino y probablemente el hombre que más sabe de este G20. Los temas conflictivos que pueden truncar el documento final son la puja entre multilateralismo y el proteccionismo, el acuerdo por el cambio climático, los subsidios al acero y la cuestión de las migraciones.
La deputy de Finanzas, Laura Jaitman, que lideró las negociaciones económicas durante todo el año, es muy optimista. En diálogo con Infobae aseguró que hay señales de que el proceso ya es exitoso. “Durante este año, muy desafiante por el contexto global y también por el local, pudimos mantener todos los canales de diálogo abiertos y todas nuestras reuniones ministeriales terminaron con documentos de consenso”, explicó.
Las tensiones no solo pasarán por el communiqué: cada uno de los presidentes viene con sus problemas internos y con asuntos que tratar con otros mandatarios de manera bilateral. Por ejemplo, a horas de llegar, Donald Trump canceló vía Twitter la cita con Vladimir Putin, una de las más esperadas. Por ahora, la que sí se mantiene es la cena con el chino Xi Jinping, de la que depende el planeta (por la guerra comercial) y Macri tiene en su agenda -además del norteamericano y el chino- al francés Macrón, al italiano Conte, a la alemana Merkel, al indio Modi, a la británica May y al español Sánchez.
Otro foco de conflicto a tener en cuenta es la presencia del príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed Bin Salman, que se volvió un inesperado protagonista de esta cumbre. Señalado como el autor intelectual del brutal asesinato del periodista opositor Jamal Khashoggi en su consulado de Estambul, si cruza una mirada con el turco Erdogan se trasnformará en noticia. Además, repudiado por Europa, son pocos los que quieren tenerlo cerca… Incluso Donald Trump, que respaldó públicamente a Riad aun cuando la CIA señaló a la monarquía por el homicidio, duda de tener un encuentro a solas con el príncipe en Buenos Aires.
Finalmente, en medio de este entramado geopolítico, habrá una especie de cumbre de cónyuges con agenda propia. Se trata de un gran desafío para Juliana Awada que, por primera vez, deberá liderar un programa completo de actividades. Será la anfitriona de mediáticas figuras como Melania Trump, Brigitte Macron o Sophie Grégoire Trudeau; y el itinerario incluye un almuerzo en Villa Ocampo y una visita al museo del Malba. Además, participarán de la gala y cena en el teatro Colón este viernes a la noche, junto a los líderes mundiales.
Macri arranca hoy su desafío internacional más arduo. Pretende demostrar que la Argentina está abierta al mundo y que es capaz de organizar un evento de esta envergadura… Comenzaron las 48 horas de tensión, comenzó el G20.
Tomado de Infobae