Este viernes, Francia se vio obligada a cerrar o variar el funcionamiento de 4.000 mil escuelas, en particular al sureste del país por la onda de calor que ha afectado a la nación europea, indicó el primer ministro, Édouard Philippe.
En una comparecencia ante la prensa junto a la ministra de Sanidad, Agnès Buzyn, al término de una reunión con otros miembros del Gobierno sobre la alerta por la canícula, Philippe hizo un llamamiento a "toda la población" para que tenga cuidado por las consecuencias.
Hizo hincapié en que se trata de una ola de calor "excepcional por su intensidad y por su precocidad", al comienzo del verano.
Los servicios meteorológicos han activado desde este viernes por la mañana por primera vez en Francia la alerta roja por calor en cuatro departamentos del sureste (Gard, Vaucluse, Hérault y Bouches du Rhône), donde se esperan temperaturas de entre 42 y 45 grados y donde se podrían superar récords absolutos de temperatura.
En esos departamentos, a las 10.00 hora local (08.00 GMT) se registraron 33,7 grados en Nimes, 31,5 en Aix en Provence, 34 en Sète y 33 en Orange.
Como consecuencia del calor y de las altas presiones, la contaminación alcanza niveles elevados en muchas ciudades francesas, y han entrado en vigor medidas de restricción circulatoria en París, Lyon, Marsella, Estrasburgo, Grenoble y Annecy.
Eso significa que tienen prohibida la circulación un tercio de los coches, los más contaminantes, que según el ministro de la Transición Ecológica, François de Rugy, son responsables de dos tercios de las emisiones.
De Rugy subrayó, en una entrevista a la emisora “France Info”, que “son medidas de urgencia para una situación de urgencia” que van a continuar mientras dure este episodio de contaminación.
Fuente: Globovisión/ EFE / YY
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