Podremos estar dormidos, pero nuestro cerebro continua estando activo y según nuestros patrones de sueño, determinando qué resulta importante recordar y lo que no complica olvidar.
La manera en que nuestro cerebro regula el almacenamiento de sueños en nuestra memoria depende mucho de nuestros ciclos del sueño y si despertamos o no durante ellos.
Quienes despiertan durante la etapa del sueño REM (movimiento rápido del ojo) y en la que ocurren los sueños, tienen una mayor tendencia a recordarlos, porque el cerebro está más activo y el despertar en esa fase, facilita almacenar los sueños en la memoria.
En cambio, quienes no despiertan durante el sueño REM, que corresponde a entre el 20 y 25% del tiempo que pasamos dormidos, tienden a no recordar sus sueños y hacerlo sólo un par de veces al mes, cuando se dan las condiciones adecuadas. Quienes tienen un sueño REM más “liviano”, también son capaces de reaccionar ante estímulos externos, generalmente auditivos, lo que activa la actividad eléctrica del cerebro.
Una persona que recuerda sus sueños, no duerme mejor que quienes no lo hacen, es solo una diferencia en qué tan activo está el cerebro durante la fase REM, en la que tenemos varios sueños que pueden durar desde un par de segundos a 20 o 30 minutos.
La investigación científica
Para dar con la explicación acerca de por qué algunas personas recuerdan sus sueños, mientras lo hacen escasamente, el Centro de Investigación en Lyon, Francia, realizó un interesante estudio. Un total de 36 individuos sanos pasaron una noche en un laboratorio del sueño, donde se llevó un registro de su actividad cerebral al dormir.
Todos utilizaron audífonos que reproducían estímulos auditivos cada cierto periodo de tiempo. La mitad de los participantes afirmaba recordar sus sueños con frecuencia, mientras que el otro 50% rara vez tenía memoria de lo soñado una noche.
Quienes solían recordar sus sueños, despertaron varias veces durante la noche, reaccionando además a los estímulos ambientales. Quienes no recordaban sus sueños con frecuencia, no despertaban (o lo hacían en menos oportunidades) y su actividad cerebral no se veía afectada al escuchar un audio.
A todo el grupo se le mencionó su nombre durante la noche, lo que generó un pico en las ondas cerebrales de quienes recuerdan sus sueños y tuvo poco o escaso efecto en quienes no lo hacen.
Conclusión
La capacidad de recordar o no nuestros sueños dependen de cómo nos comportamos durante las diferentes fases del dormir, sobre todo la REM. Recordarlos no supone tener mejor memoria, solo un funcionamiento diferente del cerebro al dormir, lo que no implica ser más o menos inteligentes.
Fuente: Globovisión |Salud360|CP
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