Una torre de más de 7 metros de altura que aspira las particulas contaminantes y libera un aire un 75% más limpio a su alrededor, es lo que creó el diseñador holandés Daan Roosegaarde para la ciudad de Pekín, una de las más contaminadas del mundo.
El aparato se instaló a principios de octubre en una de las plazas de la capital china y succiona unos 30.000 metros cúbicos de aire cada hora y solamente consume 1.170 vatios de energía, mucho menos que los purificadores que los ciudadanos tienen en sus casas.
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