Boris Bork lo tenía todo, al menos en lo que respecta a lo material: viajaba en autos de lujo, comía en restaurantes de categoría, tenía su propio helicóptero y, por supuesto, varios ceros en su cuenta corriente.
Le gustaba mostrarlo en Instagram, documentando su vida de moscovita millonario ante sus más de 18.000 seguidores.
Incluso hizo una aparición un un video musical de una conocida banda rusa.
Podía decirse que la vida le sonreía.
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Sin embargo, no todo lo que reluce es oro. Especialmente, en las redes sociales.
Y es que Boris no era real; fue el resultado de un experimento de dos amigos que quisieron probar que no hace falta tener mucho dinero (ni complicarse demasiado la vida) para crear a un personaje que llegue a ser toda una sensación en internet.
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