Sigue un paso más: hidratarse durante la realización de los ejercicios. “Ingerir agua durante el entrenamiento, tanto como posteriormente, equivale a mantener el organismo en niveles óptimos para continuar la actividad física sin alterar sus funciones -aconseja el entrenador Martín Pereira-. Toda la fortaleza orgánica depende de ello”.
Especialistas recomiendan tomar en cuenta los siguientes factores:
1) Las personas con más grasa tienen menos agua en su cuerpo (55-59%) y los deportistas presentan niveles elevados (60-65%) con hidratación normal.
2) Las necesidades de líquidos y sales minerales dependen fundamentalmente de la edad, el estado fisiológico y las condiciones ambientales.
3) La hiperhidratación puede ser peligrosa: puede llevar a un exceso de sodio en sangre que puede provocar edema cerebral o insuficiencia respiratoria.
4) Al hacer un ejercicio extenuante, el agua que pierde a través del sudor puede oscilar entre medio litro y dos litros por hora, así que necesita reponer los fluidos y sales que pierde.
5) Cada persona es distinta. Algunos sudan más que otros y algunos pierden más sales en el sudor. Debido a esta variación individual, no es posible hacer un cálculo exacto de cuánto debe beber durante una sesión. En general, debería oscilar entre 120 y 150 ml de líquidos fríos cada 10 ó 15 minutos (líquidos más fríos porque suelen ser más agradables y ayudan a bajar la temperatura corporal).
6) No esperes hasta tener sed. Bebe antes de empezar, durante y después del ejercicio.
Fuente: GV/ Con información de Panorama
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