Con su mirada alocada, ropa desgreñada y su descuidado cabello teñido de naranja, James Holmes se ve de pies a cabeza como el monstruo que fríamente ejecutó a 12 personas e hirió a decenas más, que veían una función de medianoche de la película Batman: El caballero de la noche asciende.
Holmes perpetró la masacre el 20 de julio de 2012 en el condado de Aurora, Colorado, con un arsenal de armas que había acumulado en las semanas anteriores. Vistió un chaleco antibalas y había planeado todo hasta el más ínfimo detalle.
¿De qué otra manera se puede explicar que un joven tímido pero inteligente, sin historial de violencia, procedente de un hogar cálido hubiese cometido semejante atrocidad? Holmes no tenía enemigos, ni una ideología extremista que lo motivara.
¿Caso cerrado?
Al dictarse la sentencia, muchos pensaron que se había hecho justicia sobre el caso de Holmes. Pero hay una arista en la historia: la de los efectos secundarios potencialmente peligrosos producidos por los antidepresivos.
"Estas matanzas nunca hubieran sucedido si no fuese por el medicamento que le fue recetado a James Holmes", afirmó el psicofarmacólogo David Healy, entrevistado en el programa investigativo de la BBC, Panorama.
El profesional fue contratado por la defensa de Holmes como un testigo experto y visitó al acusado en su celda antes del juicio.
Buscaba evaluar si el antidepresivo sertralina (conocido como Zoloft en EE.UU.), que fue recetado a Holmes, pudo haber jugado un papel en la masacre. El fármaco es uno de la nueva generación de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS).
En algunos casos investigados por la BBC, estos fármacos han sido vinculados a personas que, sin ningún antecedente de violencia o tendencia suicida, han causado graves daños a otros o contra ellos mismos, tras quedar en un estado de agitación mental por haber tomado ISRS.
"Nunca se sabrá"
Luego de suspender el consumo, Holmes empezó a hacer cosas que nunca antes había hecho. Se tiñó el pelo de rojo, creó un perfil en una web de contenido sexual y empezó a anotar planes detallados del tiroteo en su cuaderno de notas.
Quizá nunca se sabrá con certeza qué problemas enfrentaba Holmes, si una enfermedad mental, los efectos secundarios de una droga prescrita o la combinación de ambos.
La BBC no encontró evidencias de que Holmes tuviese planes de asesinar a alguien antes de tomar antidepresivos, pero sí hay pruebas posteriores que sugieren que su salud mental se deterioró rápidamente al consumir la sertralina.
"Sus síntomas eran los indicados para que le fuera recetada la sertralina, pero su personalidad... ", titubeó el profesor Peter Tyrer, experto en desórdenes de la personalidad, "en ese tipo de personas los efectos secundarios de la droga pueden ser más fuertes y en el caso de Holmes fueron muy peligrosos".
Peter Tyrer cree que la justicia necesita tomar más en consideración los efectos secundarios serios, pese a que se den en solo unos pocos casos: "Aunque hace que el proceso sea más complicado, creo que será necesario en el futuro".
0 comments:
Publicar un comentario