El huevo es un alimento rico en vitaminas y proteínas, que se utiliza en multitud de elaboraciones gastronómicas y que requiere de algunos cuidados, tanto a la hora de comprarlos como al conservarlos en casa y manipularlos.
Haz la prueba del vaso del agua
Pierden su frescura rápidamente, más si están a temperatura que refrigerados, aunque pueden consumirse hasta 28 días después de su puesta. La yema y la clara deben ser consistentes y la cáscara debe estar intacta y limpia. Todos estos síntomas revelan que el huevo es fresco, aunque para comprobar la frescura existe una sencilla e infalible práctica: la prueba del vaso con agua. El huevo estará fresco si al sumergirlo en agua con un 10% de sal disuelta permanece en el fondo del recipiente. Si flota, deséchalo (no te equivoques con los huevos ya cocidos, que flotan).
Frescura huevos
Los huevos viejos, además, cambian de densidad, debido al aumento de espacio de la cámara de aire que hay entre la membrana interna y la externa. La cáscara del huevo nuevo es áspera y opaca. Cuando es viejo, es más lisa y gana brillo. Si el huevo está agrietado, deséchalo, para evitar riesgos sanitarios.
Una vez abierto, un huevo fresco no debe presentar olor de ningún tipo. La clara debe ser limpia, translúcida y gelatinosa. Si la clara no presenta estas características y la yema no ofrece relieve, es muy probable que el huevo esté envejecido. A medida que un huevo pierde frescura, la yema pierde consistencia y se desparrama.
Los huevos deben conservarse siempre en el frigorífico, donde se suelen colocar con la punta más fina hacia abajo. Saca de la nevera sólo los huevos que vayas a consumir y respeta la fecha impresa en el propio huevo y el envase. Evita exponer los huevos a variaciones de temperatura.
Fuente: OCU
Haz la prueba del vaso del agua
Pierden su frescura rápidamente, más si están a temperatura que refrigerados, aunque pueden consumirse hasta 28 días después de su puesta. La yema y la clara deben ser consistentes y la cáscara debe estar intacta y limpia. Todos estos síntomas revelan que el huevo es fresco, aunque para comprobar la frescura existe una sencilla e infalible práctica: la prueba del vaso con agua. El huevo estará fresco si al sumergirlo en agua con un 10% de sal disuelta permanece en el fondo del recipiente. Si flota, deséchalo (no te equivoques con los huevos ya cocidos, que flotan).
Frescura huevos
Los huevos viejos, además, cambian de densidad, debido al aumento de espacio de la cámara de aire que hay entre la membrana interna y la externa. La cáscara del huevo nuevo es áspera y opaca. Cuando es viejo, es más lisa y gana brillo. Si el huevo está agrietado, deséchalo, para evitar riesgos sanitarios.
Una vez abierto, un huevo fresco no debe presentar olor de ningún tipo. La clara debe ser limpia, translúcida y gelatinosa. Si la clara no presenta estas características y la yema no ofrece relieve, es muy probable que el huevo esté envejecido. A medida que un huevo pierde frescura, la yema pierde consistencia y se desparrama.
Los huevos deben conservarse siempre en el frigorífico, donde se suelen colocar con la punta más fina hacia abajo. Saca de la nevera sólo los huevos que vayas a consumir y respeta la fecha impresa en el propio huevo y el envase. Evita exponer los huevos a variaciones de temperatura.
Fuente: OCU
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