Esa extraña paranoia empezó con una divertida obra de ficción en los años 60, señala un trabajo publicado por la BBC.
Cuando la mayoría de las personas tratan de examinar la historia de la sociedad secreta, se encuentra con la Orden de los Iluminati (Iluminados) de la era de la Ilustración.
Fundada en 1776, era una sociedad secreta bávara de intelectuales que se agruparan en privado y se oponían a la influencia religiosa y elitista sobre la vida cotidiana.
Incluía a varios progresistas bien conocidos en ese momento, pero, junto con los francmasones, fueron gradualmente proscritos por los críticos conservadores y cristianos y el grupo desapareció.
Sin embargo, los Illuminati de los que oímos hablar hoy están muy poco influenciados por los bávaros, como aprendí del autor y locutor David Bramwell, un hombre que se ha dedicado a documentar los orígenes del mito, escribe la colaboradora de BBC Sophia Smith Galer.
Más bien, la manía por la contracultura, el LSD y el interés en la filosofía oriental que caracterizaron la década de los 60 fueron en gran parte responsables de la encarnación moderna (y totalmente infundada) del grupo.
Todo empezó en medio del Verano del Amor de 1967 y el fenómeno hippie, cuando emergió un pequeño texto impreso: "Principia Discordia".
El libro era una parodia de una religión satíricaconocida como discordianismo, invocada por los anarquistas y pensadores entusiastas que pedían a sus lectores adorar a Eris, diosa del caos.
El movimiento discordiano deseaba provocar desobediencia civil, bromas y engaños.
El texto en sí nunca llegó a ser más que una curiosidad de la contracultura, pero uno de los principios de la fe -que tales actividades podrían provocar un cambio social y forzar a los individuos a cuestionar la realidad- fue inmortalizado por un escritor, Robert Anton Wilson.
Según Bramwell, Wilson y uno de los autores de Principia Discordia, Kerry Thornley, "decidieron que el mundo se estaba volviendo demasiado autoritario, demasiado estrecho, demasiado cerrado, demasiado controlado".
Querían traer el caos a la sociedad para sacudir las cosas, y "la forma de hacerlo era propagar la desinformación", dice Bramwell.
"(El plan era) difundir la desinformación a través de todos los portales: a través de la contracultura, a través de los medios de comunicación, a través de cualquier medio. Y decidieron que lo harían inicialmente contando historias sobre los Illuminati".
Películas como "Angels and Demons" han ayudado a convertir el concepto de los illuminati en un elemento de la cultura popular.
En ese momento, Wilson trabajaba para la revista Playboy. Él y Thornley comenzaron a enviar cartas falsas de lectores hablando de esta organización de élite secreta llamada Illuminati. Luego enviaron más cartas, para contradecir las que acababan de escribir.
"El concepto detrás de esto era que si usted da muchos puntos de vista en una historia, en teoría la población comienza a examinar los temas y a pensar", explica Bramwell.
La idea era que la gente se preguntara si podía confiar en la manera en la que le estaban presentando la información, añade el experto.
"Era una forma idealista de hacer que la gente despertara. Lo que, por supuesto, no ocurrió de la manera que esperaban".
Wilson y otro escritor de Playboy escribieron la trilogía "Illuminatus", que atribuyó "encubrimientos" de nuestros tiempos -como quién le disparó a John F. Kennedy- a los Illuminati. Los libros fueron un éxito y se adaptaron en una obra de teatro en Liverpool.
Hoy esta es una de las teorías de conspiración más citadas del mundo; incluso celebridades como Jay-Z y Beyoncé han asumido el simbolismo del grupo, levantando sus manos en el triángulo Illuminati en conciertos.
Fuente: GV con información de BBC
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