Fumar cada vez menos, usar parches de nicotina, recurrir a medicación. Hay muchas alternativas para quien busca dejar un hábito probadamente peligroso para la salud. Pero la manera más efectiva de abandonar el tabaco, según la ciencia, es otra.
"Dejar de fumar abruptamente es la forma que lleva con más probabilidad a una abstinencia duradera más que ir recortando, incluso para los fumadores que inicialmente preferían dejar mediante una reducción gradual", según un estudio de la Universidad de Oxford.
La profesora Nicola Lindson-Hawley investigó junto con sus colegas un total de 700 casos en Inglaterra. Todos los participantes del análisis fumaban al menos 15 cigarrillos por día y querían abandonar el tabaco.
Se planteó una meta común a todos: dejar de fumar en dos semanas. Y se los dividió en dos grupos: uno habría de seguir fumando normalmente hasta el día en que debía cortar los cigarrillos y el otro debía ir reduciendo gradualmente su consumo durante esos 14 días. A todos los participantes se les ofreció terapia psicológica y los productos de reemplazo de nicotina que desearan. El único elemento que no se incluyó en el estudio fue el cigarrillo electrónico, por razones metodológicas.
Cuando pasaron las dos semanas, los 700 fumadores se convirtieron en ex fumadores. Y a partir de entonces el equipo médico midió sus evoluciones durante cuatro semanas y a los seis meses.
Aquellos que dejaron de golpe presentaron resultados un 25% mejores que el grupo de hizo una reducción gradual. En general, el 49% del grupo que dejó de golpe tuvo éxito, contra el 39% del grupo que fue bajando su consumo de cigarrillos.
En el control último, medio año más tarde, la tendencia se mantuvo: el 22% de los que abandonaron el tabaco de un día para el otro no habían vuelto a fumar, mientras que el 15% de los que habían realizado el proceso gradual se conservaba libre de nicotina.
Fuente: Globovisión/ Infobae / Argenis Deliz F.
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