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29 ago 2018

China avanza en la eliminación del control total de la natalidad

¿Está China preparándose para eliminar por completo sus restricciones a tener cuantos hijos se deseen? Cada vez más señales apuntan a que sí. En el borrador del nuevo Código Civil, resultado de una extensa reforma, han desaparecido las referencias a la “planificación familiar”, la expresión que en lenguaje burocrático alude a los polémicos controles de natalidad impuestos desde hace cuatro décadas a la población de este país.
El Diario de la Procuraduría, una plataforma oficial de noticias sobre la Fiscalía Nacional, anunciaba el cambio en su cuenta en las redes sociales chinas. El borrador se examinará de modo preliminar esta semana durante la reunión del comité ejecutivo de la Asamblea Nacional Popular, el parlamento chino.
El nuevo Código Civil entrará en vigor en 2020. Si se mantienen los cambios que anuncia la plataforma, su introducción eliminará definitivamente en el país más poblado del mundo un denostado sistema de control de la natalidad, impuesto mediante copiosas multas pero que ha recurrido también con frecuencia a esterilizaciones y abortos forzosos. Un sistema muy criticado, por los expertos y por los defensores de los derechos reproductivos, que ha dejado como herencia un rápido envejecimiento de la población y un importante desequilibrio, a favor de los varones, en la proporción por género en los nacimientos.
China impuso su política de un solo hijo a las familias a partir de 1979, para tratar de limitar el crecimiento de una población que hoy día supera los 1.370 millones de personas. Aunque siempre hubo excepciones, especialmente en el campo y para las minorías, mantuvo la reglamentación hasta 2016. Ese año finalmente permitió que todas las parejas casadas chinas puedan tener dos hijos si lo desean.
La relajación no ha tenido el efecto que deseaban las autoridades. La esperada explosión natalicia no ha llegado. En 2016, inmediatamente después de que se permitiera el segundo hijo, nacieron 17,9 millones de niños, según la Oficina Nacional de Estadísticas. Tan solo 1,3 millones más que en 2015 y la mitad de lo que anticipaba el Gobierno. Y, pasada la euforia inicial, en 2017 la cifra fue aún menor, 17,2 millones de nuevos bebés. Muy lejos de los 20 millones que calculaban los funcionarios.
El cambio, opina la socióloga Hu Xiaojiang, de la Universidad Normal de Pekín, “tenía que haberse hecho mucho antes, diez años atrás. Ahora ya es difícil enderezar la situación. Pero más vale tarde que nunca”. Según ella, incluso si se elimina por completo la planificación familiar, “el efecto no será muy obvio. Tendrá que haber otros estímulos para que las parejas quieran tener más hijos”.
El deseo de tener más descendencia es limitado. Como ocurre en muchas otras sociedades, el coste económico de la educación de un segundo hijo, o de una vivienda en la que quepan al menos cuatro personas, echa para atrás a muchas parejas jóvenes. Parejas, en muchas ocasiones, hijos únicos ellos mismos y a los que se ha inculcado toda su vida que el modelo familiar ideal era el de un padre, una madre y una sola criatura.
Algunas provincias han emprendido ya medidas como prolongar el permiso de maternidad; otras se plantean bonificaciones por cada nuevo hijo. Dos académicos han propuesto la solución contraria, penalizar fiscalmente a quienes tengan menos de dos hijos y destinar lo recaudado a un “Fondo de Maternidad”, algo que ha generado una intensa polémica en las redes sociales.
El nuevo Código Civil, según el Diario de la Procuraduría, también plantea hacer más difíciles los divorcios. Una de las enmiendas que introduce prevé fijar un plazo de un mes antes de empezar a tramitar una solicitud de divorcio, para dar tiempo a que la pareja pueda reconciliarse.
Fuente: Globovisión/El País/ADB 

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