El gobierno de Japón quiere que los trabajadores tengan una vez al mes un “lunes resplandeciente“.
Es decir, que se tomen la mañana libre y no acudan a su lugar de trabajo.
Así es como el Ministerio de Economía espera recortar la cantidad de horas extra que trabajan los japoneses y motivarlos a llevar una vida más equilibrada entre lo personal y lo laboral.
Esta iniciativa se suma a la del “viernes premium“, ideada el año pasado por el gobierno para fomentar el consumo. Esta consiste en incentivar a las empresas para que dejen que sus empleados acaben su jornada a las tres de la tarde el último viernes del mes, el día en que la mayoría recibe su salario.
De esta forma pueden dedicar ese tiempo -y dinero- a viajar y hacer compras.
Evidencia empírica
El Ministerio defiende la eficacia del lunes resplandeciente con un experimento que condujo el pasado 27 de julio, cuando permitió al 30% de su plantilla tomarse la mañana libre.
Animado por los resultados, la institución ahora esboza planes para presentárselos al sector privado japonés.
Pero, al igual que el viernes premium, el lunes resplandeciente será voluntario para las compañías.
En su primer año, la iniciativa del viernes premium fue recibida con timidez, según el propio Ministerio.
Pese a que los negocios y restaurantes ofrecieron descuentos y ofertas especiales para atraer clientes, solo el 11% de los empleados participó.
¿Por qué? El último viernes del mes es un día crucial para las empresas, ya que tienen que cerrar cuentas y entregar proyectos.
En cambio, el lunes resplandeciente permitiría al personal no trabajar la mañana del día laborable siguiente a este.
Trabajos que matan
Las autoridades japonesas están decididas a recortar las horas de trabajo porque esto se ha convertido en una cuestión de salud pública.
En 2016, una encuesta del gobierno en la que participaron 10.000 empleados reveló quemás del 20% decía estar trabajando al menos 80 horas extras al mes.
Ya en 1960, se registraron en el país casos de “karoshi” o “muerte por exceso de trabajo”, provocados principalmente por enfermedades cerebrales y cardíacas relacionadas con jornadas laborales largas.
El gobierno reconoció 236 muertes por karoshi durante el año fiscal de 2017.
A esto se sumaron 208 suicidios reconocidos oficialmente como “karojisatsu“, cuando un empleado se quita la vida debido a problemas de salud mental que se originaron en el centro de trabajo.
Morir joven
Pero los expertos dicen que estas estadísticas son solo la punta del iceberg.
Cerca de 2.000 familias exigen cada año compensaciones por casos que, según ellas, son similares.
Un estudio del Instituto Nacional Japonés de Seguridad y Salud Laboral descubrió en un estudio de 2017 que los suicidios estaban creciendo sobre todo entre los trabajadores que tienen entre 20 y 29 años.
Un caso muy sonado fue el de Matsuri Takahashi, una empleada de la firma de publicidad Dentsu que, en 2015 y con 24 años, se suicidó tras haber trabajado más de 100 horas extra en los meses anteriores a su muerte.
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