
Este cambio entrará en vigencia en sus 14.000 restaurantes en Estados Unidos y se trata de otro paso de cadena por paliar las críticas de “comida chatarra” y atraer a los clientes más preocupados por su alimentación.
Actualmente, casi dos tercios de las hamburguesas y sándwiches de la cadena están libres de estos productos artificiales que se encuentran en el pan con semillas de sésamo (o sin él), en el queso o en la salsa especial (y secreta) del Big Mac.
El gigante de la comida rápida intenta responder en Estados Unidos a una ola de consumo saludable, pero también a una mayor preocupación del público en general por el origen y la calidad de los productos que consume.
Fuente: El Clarín
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