El secreto no sería otro que contar desde 1000 hacia atrás de 7 en 7. Según los resultados de la investigación, esta técnica tiene la capacidad de reducir a la mitad cualquier sensación dolorosa.
Para desarrollar el experimento, los investigadores expusieron al dolor a 20 sujetos y les pidieron que intentasen distraerse del mismo usando diferentes técnicas. Los individuos utilizaron una gran variedad de estrategias. Según el neurocientífico Enrico Schulz, esto está relacionado con los circuitos neuronales específicos en cada cerebro.
A través de una máquina de resonancia magnética, los investigadores descubrieron que contar hacia atrás desde 1.000 era más efectivo que “pensar en algo hermoso” u “olvidarse del dolor”.
REDUCCIÓN DEL DOLOR
Después del experimento, una voluntaria utilizó la técnica de contar hacia atrás de 7 en 7 durante un parto y encontró una diferencia notable.
Según las conclusiones, publicadas en la revista eLife, antes de que el cerebro reaccione debe evaluar los factores sensoriales, cognitivos y emocionales implicados en la sensación.
Para obtener esa información, es necesario que haya un intercambio entre diferentes áreas del cerebro. De acuerdo con Schulz, es precisamente por eso por lo que las técnicas de distracción ayudan a paliar el dolor.
Estudios previos habían confirmado que existe una relación entre la experiencia subjetiva del dolor y los niveles de actividad neuronal en distintas zonas del cerebro.
Schulz y sus colegas se propusieron descubrir cómo las diferentes estrategias de distracción podían afectar a la sensación subjetiva del dolor. También cómo esta se relacionaba con la actividad neuronal.
En el experimento, se expuso a 20 sujetos a estímulos dolorosos mediante el frío. Se les pidió que adoptasen tres estrategias diferentes para distraerse y, virtualmente, reducir el dolor. Las estrategias eran contar de 1000 hacia atrás de 7 en 7; pensar en algo placentero y convencerse a sí mismos de que el dolor no era para tanto.
Durante las sesiones del experimento, los sujetos eran monitoreados con un escáner de resonancia magnética con el objetivo de registrar su actividad cerebral. Para determinar cómo de efectiva era cada técnica, los participantes tuvieron que evaluar la intensidad del dolor en una escala del 0 al 100.
DIFERENTES CIRCUITOS CEREBRALES
Los resultados muestran que la estrategia de la cuenta atrás es la más efectiva de las tres, ya que requiere “un alto nivel de concentración”. Tal y como afirma Schulz, la intensidad de la concentración del sujeto afecta significativamente a la percepción del dolor.
“De hecho, algunos de los sujetos consiguieron reducir la intensidad percibida del dolor hasta el 50%”, explica el principal autor del estudio. “Incluso una de las participantes adoptó luego la estrategia en la fase más dolorosa del nacimiento”.
El equipo seleccionó esas estrategias porque ya habían demostrado que todas podían ayudar al alivio del dolor. Además, cada una de ellas activa un patrón diferente de actividad neuronal.
En otro estudio, Schulz y sus colegas llevaron a cabo un análisis mucho más detallado de los escáneres de resonancia magnética. Para ello, dividieron el cerebro en 360 regiones.
“Nuestro objetivo era determinar qué áreas del cerebro deben trabajar juntas para reducir con éxito la intensidad del dolor percibido”, explica el neurocientífico. “Y no encontramos ninguna región del cerebro que fuese activada en las tres estrategias. Existen diferentes circuitos cerebrales para cada una de esas técnicas”.
PACIENTES CON DOLOR CRÓNICO
Según Schulz, eso demuestra que el alivio del dolor es un proceso altamente sofisticado que requiere la cooperación de muchas regiones del cerebro. Un análisis de la reacción del cerebro a la técnica de la cuenta atrás revela la coordinación de diferentes regiones de la corteza.
“Para enfrentar el dolor, el cerebro tiene una receta que también funciona bien en otros contextos”, explica Anne Stankewitz, coautora del estudio. “De ahí viene la idea de que el éxito depende de un trabajo en equipo efectivo. En este caso, hay diferentes partes del cerebro trabajando para reducir los niveles percibidos de dolor”. Ahora el equipo estudia cómo aplicar sus descubrimientos en el tratamiento de pacientes con dolores crónicos.
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