"Quiero dirigir el ejército" dice Durkhanay Banuri, una alumna de 13 años de una escuela revolucionaria que forma a mujeres soldados en Pakistán, un país donde el ejército está principalmente en manos de los hombres.
Banuri forma parte de la primera promoción de esta academia que abrió el año pasado a un centenar de kilómetros al noroeste de Islamabad y tiene claro su proyecto profesional: dirigir las tropas.
"¿Por qué no? Si una mujer puede ser primera ministra, ministra de Relaciones Exteriores o gobernadora del banco central, también puede dirigir el ejército", dice, segura de sí misma. "Voy a hacerlo posible. Ya lo verá".
La escuela está en Mardan, una ciudad de Jaiber Pajtunjuá, una de las cuatro provincias paquistaníes, marcada por la inseguridad y el conservadurismo. En esa región, las perspectivas de las mujeres no suelen ir más allá de la casa, el campo familiar o el mercado local.
La discriminación es un hecho en el ámbito escolar. Según un estudio gubernamental, de los 24 millones de niños paquistaníes que no van a la escuela, la mayoría son niñas (12,8 millones frente a los 11,2 millones de niños).
Y las academias militares reflejan este fenómeno. Esos centros gestionados por el Estado, donde oficiales del departamento de educación del ejército preparan a las futuras élites, sólo formaban a chicos hasta ahora.
La academia de Mardan es una excepción en un sistema escolar escasamente financiado desde hace décadas.
Mardan "puede ayudar a las chicas a ser lo suficientemente cualificadas para entrar en las fuerzas armadas, los asuntos exteriores, los servicios civiles o para convertirse en ingenieras o médicos", asegura Naureen Satti, una exoficial del ejército, que insiste en el largo combate hacia la igualdad emprendido por las mujeres paquistaníes.
Piloto de caza
Pero en un país considerado como uno de los más misóginos del mundo, el ejército no destaca por su apertura hacia las mujeres. Tras muchos años en los que se les confió unicamente tareas administrativas, estas pudieron integrar las unidades de combate en 2003, bajo la dictadura militar de Pervez Musharraf.
La única excepción al mutismo oficial se produjo cuando los militares difundieron el caso de Ayesha Farooq, que se convirtió en 2013 en la primera paquistaní piloto de caza.
La academia de Mardan preparará a sus alumnas para todos los oficios, "incluidas las fuerzas armadas", afirma su director, Javid Sarwar, un excabo.
"Quiero que estas chicas utilicen su inteligencia y sus capacidades y luchen contra las injusticias en la sociedad, lo cual es posible si siguen una educación estándar", explica a la AFP, indicando que una segunda promoción de 80 alumnas podría integrar la escuela en marzo.
Fuente: GV con información de AFP / LRF
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