La mayoría de los proyectos de vacuna para el coronavirus aún se encuentran en la fase 1 (evaluar su seguridad), y otras en fase 2, en que ya se explora su eficacia.
Pero solamente cuatro candidatos a vacuna están en la etapa más avanzada, la fase 3, en la cual la eficacia se mide a gran escala.
La empresa estadounidense Moderna comenzó el lunes esta fase, durante la cual se testearán a 30.000 voluntarios.
A mediados de julio, dos proyectos chinos también entraron en fase 3: el del laboratorio Sinopharm, probado en Emiratos Árabes Unidos con 15.000 voluntarios, y el del laboratorio Sinovac, ensayado con 9.000 profesionales sanitarios en Brasil, en asociación con el instituto de investigación local de Butantan.
El cuarto proyecto en fase 3 es europeo, desarrollado por la universidad de Oxford en cooperación con la empresa AstraZeneca, y está siendo probado en el Reino Unido, Brasil y Sudáfrica.
¿Qué técnicas se usan?
Hay diferentes enfoques. Algunos equipos trabajan sobre vacunas convencionales, que utilizan un virus desactivado, como las de Sinovac y Sinopharm.
También hay vacunas de "subunidades", a partir de proteínas (antígenos), que desencadenan una respuesta inmunológica sin virus.
Las llamadas de "vector viral" son más innovadoras: se utiliza otro virus como soporte, que es transformado y adaptado para combatir covid-19. Esta es la técnica por la que optó la universidad de Oxford, que utiliza un adenovirus (una familia muy corriente) proveniente de chimpancés.
Finalmente, otros proyectos innovadores se apoyan en vacunas de "ADN" o "ARN", productos experimentales con piezas de material genético modificado. Es el caso de la empresa Moderna.
"Cuantos más candidatos haya, y sobre todo cuantos más tipos diferentes de candidatos a vacunas haya, tenemos más posibilidades de lograr algo", explica a la AFP Daniel Floret, vicepresidente de la Comisión técnica de vacunaciones, dependiente de la Alta autoridad de salud (HAS) francesa.
¿Qué resultados hay?
Los resultados preliminares de dos candidatas, la de la universidad de Oxford y la de la empresa china CanSino, fueron publicados el 20 de julio en la revista médica The Lancet.
Ambos son considerados alentadores. Demuestran que provocan "una fuerte respuesta inmune", desencadenando la producción de anticuerpos y linfocitos T (células especializadas del sistema inmunológico).
Además, han sido bien toleradas por los pacientes ya que no se registró ningún efecto secundario grave. Los más comunes fueron dolor de cabeza, fiebre, fatiga y dolor en el lugar donde se inoculó la inyección.
No obstante, aún es demasiado pronto para sacar conclusiones.
"Aún no sabemos si estos niveles de inmunidad pueden proteger contra la infección (...) ni tampoco si es capaz proteger en los casos más frágiles de COVID-19", comentó Jonathan Ball, profesor de virología molecular en la universidad de Nottingham (Reino Unido), quien no participó en estas investigaciones.
Además, un estudio británico conocido a mediados de julio sugiere que la inmunidad basada en anticuerpos podría desaparecer en pocos meses, lo que podría complicar el desarrollo de una vacuna eficaz a largo plazo.
¿Para cuándo una vacuna?
La EMA considera que "podría tomar por lo menos hasta comienzos de 2021 para que una vacuna contra covid-19 esté lista para su aprobación y disponible en cantidades suficientes".
Pero, los más optimistas, empezando por ciertas empresas farmacéuticas, aseguran que es posible lograrlo en el último trimestre del año.
"No estoy seguro de que sea algo realista decir que tendremos una vacuna para el otoño (boreal), es necesario moderar este entusiasmo", estima Floret.
Si estuviese disponible a comienzos de 2021 "ya sería un gran milagro", dado que generalmente lleva varios años.
Y, en el peor de los casos, también es posible que nunca se pueda desarrollar una vacuna.
Fuente: AFP
0 comments:
Publicar un comentario