Colombia es el país con más asesinatos de líderes ambientales en el mundo, según un informe de la ONG Global Witness. De acuerdo con el reporte, 64 personas que trabajaban en la labor de protección del medio ambiente murieron de forma violenta por intereses externos en territorios protegidos.
El segundo puesto del listado lo ocupa Filipinas, con 43 líderes asesinados; Brasil con 24, México con 18, Honduras con 14 y Guatemala con 12.
"Tanto en Colombia como en Filipinas, se ha visto un aumento en los ataques contra defensores de la tierra y el medio ambiente desde 2018, y los asesinatos en Colombia en 2019 alcanzaron a 64 activistas, la cifra más alta jamás registrada en el país. Los informes muestran que el asesinato de líderes comunitarios y sociales ha aumentado dramáticamente en Colombia en los últimos años", indicó el informe, de acuerdo a la publicación del diario La Opinión.
Según la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas esta creciente ola de violencia es un efecto de la implementación del Acuerdo de Paz de 2016 con iniciativas como la reforma agraria y los programas destinados a alentar a los agricultores a intercambiar cultivos ilegales por cosechas legales, cambios que han enfrentado una oposición violenta.
La organización resaltó que la gran mayoría de estos homicidios fue perpetrado por paramilitares, guerrilla, organizaciones criminales, e incluso, en algunas ocasiones, por miembros de las fuerzas militares. Muchos de los crímenes aún están por esclarecer.
"Los agronegocios y el petróleo, el gas y la minería han sido los principales impulsores industriales de este conflicto y, a medida que talan nuestros bosques y bombean dióxido de carbono a nuestra atmósfera, también son los sectores que nos empujan aún más hacia el fugitivo cambio climático", advirtió la institución.
En este dilema, las comunidades indígenas y locales han sido afectadas por distintos tipos de violencia e intimidación, no solo en Colombia, sino también, en todo el mundo, pues se están manejando bosques que contienen carbono equivalente a 33 veces las emisiones anuales actuales.
Sin embargo, pese a que las tierras manejadas por indígenas tienen tasas de deforestación más bajas y mejores resultados de conservación que las zonas de protección que los excluyen, son quienes han tenido mayor vulneración y menos atención de las autoridades al reportar hechos que atacan los ecosistemas y el bienestar de sus comunidades.
Fuente: La Opinión
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