Hay batallas que se libran aunque estén perdidas de antemano. Cada cierto tiempo una noticia habla de cientos de kilos o toneladas de plásticos retirados por un grupo de voluntarios en una playa. En Almuñécar. En La Graciosa. En Cartagena. En Pontevedra. Son solo algunos de los casos del último año en las costas españolas. Es un trabajo desagradecido. Unas semanas o meses después, el mar vuelve a escupir plástico con igual o mayor intensidad. Y de nuevo voluntarios enguantados regresan a la arena para apartar una ínfima parte de lo que flota en los océanos.
Bruselas quiere atajar el problema acudiendo a su raíz. La Comisión Europea ha presentado este lunes un plan para prohibir la venta de ciertos productos plásticos desechables. Una ambiciosa propuesta que implicaría la desaparición de las estanterías de pajitas, platos y cubiertos de plástico para ser reemplazados por sus equivalentes fabricados con materiales sostenibles. Para que la idea se materialice debe lograr primero el respaldo de la Eurocámara y los Estados miembros, un apoyo que Bruselas confía en obtener antes de las elecciones europeas de mayo del próximo año.
La salida de los supermercados de estos productos tendrá un impacto económico para las empresas fabricantes, pero la Comisión estima que sus beneficios para el medio ambiente o el turismo justifican ampliamente las nuevas restricciones. “Los desechos plásticos terminan en nuestro aire, nuestro suelo, nuestros océanos y en nuestros alimentos”, ha alertado el vicepresidente Frans Timmermans. La presencia de una botella de agua de plástico en el atril desde el que se explicaba ante los periodistas ha llamado su atención. “Es una muestra de que en la Comisión también nos queda mucho por hacer”, ha comentado en medio de su intervención.
Bruselas ha puesto el foco en los productos más presentes en los océanos. Junto a los ya mencionados, plantea prohibir los bastoncillos de algodón —excepto aquellos que se utilicen por motivos médicos—, los palitos para remover bebidas y los palos para sujetar los globos. Eso no supone que tengan que dejar de existir esos artículos, pero sí que los fabricantes deberán optar por otros materiales menos dañinos para el medio ambiente.
Tomado de El País
0 comments:
Publicar un comentario