Hace 24 años, hubo un preso argentino que recibía decenas de cartas por mes de mujeres que querían visitarlo para que no se sintiese solo. Fabián Tablado, el nombre del preso, tiene ahora 43 años y había cometido un delito atroz: el 27 de mayo de 1996 mató de 113 puñaladas a su novia Carolina Aló, de 16 años, en una casa de Tigre, a 30 kilómetros de Buenos Aires.
Tiempo después, aquel joven asesino se casó en la cárcel con una de sus admiradoras y fue padre de mellizas. Tablado cumplió su condena y este viernes recuperó la libertad en medio de la polémica.
Tablado salió caminando de la Unidad Penal Número 21 de Campana después de estar 23 años, nueve meses y un día preso. Lo habían condenado a 24 años, pero por un nuevo cómputo, la Justicia considera que ya cumplió la pena, reseñó El País.
Acosado por la prensa, Tablado habló: “Siempre me pregunto por qué la maté. No encuentro respuesta. Le pido mucho perdón. Igual, la familia no me va a perdonar. Sé que es difícil creerme, pero es lo que siento”. Las últimas pericias psicológicas afirman que el hombre no presenta trastornos psicóticos y que sus facultades mentales “encuadran en la normalidad”.
Tablado estudió abogacía durante su cautiverio, se hizo evangélico y ahora asegura que cambió, que ya no es aquel joven de 19 años que acuchilló a su novia.
Edgardo Aló, el padre de la víctima, está indignado. “Es una lacra que debió pudrirse en la cárcel. Llevo 24 años recorriendo los tribunales y haciendo marchas para que quede preso. Este asesino puede volver a matar”, dice. “Fui al colegio porque Carolina no volvía a casa.
Se me ocurrió ir a la casa de Tablado y ahí me encontré con muchos patrulleros en la puerta y una ambulancia. Recuerdo que entré y vi a su madre. Le pregunté qué había pasado y me respondió: “Nada, nada”. Luego salió un hombre, me abrazó y me dijo: “Pasó una tragedia”.
No se animó a decirme nada más. Me di cuenta de que algo había pasado con Carolina, pero nadie me lo decía. Después escuché que un perito dijo: ‘Conté hasta 80 y no pude contar más’. ’80 qué?', le pregunté. Me pidió perdón, no sabía dónde meterse. Eran las 113 puñaladas que le dio el criminal con odio”.
Por entonces, en el Código Penal Argentino no existía la figura de feminicidio. Se hablaba, erróneamente, de crimen pasional. Ese era el móvil que vociferaba Tablado: que la había matado porque enloqueció cuando ella le dijo que no quería tener un hijo con él y que salía con otro hombre.
Si el crimen hubiese ocurrido hoy, Tablado recibiría cadena perpetua. En 2013, un tribunal concedió a Tablado el beneficio de las salidas transitorias por haber completado dos tercios de la condena a 24 años que le aplicaron en 1998. Llegó a salir de la cárcel cuatro veces por semana.
La fecha del feminicidio se convirtió en el Día de la prevención de noviazgos violentos. Además, están construyendo una Fiscalía de la Mujer que llevará el nombre de Carolina Aló. Las marchas de "Ni una Menos" han marcado la agenda pública.
El crimen no impidió a Tablado recibir cartas de jóvenes que querían conocerlo. “Nunca vi algo igual y estoy detenido desde 1972. Le llegan tantas cartas a Tablado que deberían llevárselas en carretilla”, llegó a decir el asesino serial Carlos Eduardo Robledo Puch, que entre 1971 y 1972 mató a once personas por la espalda o mientras dormían.
Llegó a compartir pabellón con el feminicida. Con una de esas mujeres, que además era vecina suya, Tablado se casó y tuvo mellizas. La ceremonia fue el 24 de septiembre de 2006 en la cárcel. El asesino se ocupó de cocinar la torta. Solía escribirle cartas de amor y dibujarle ositos cariñosos a su mujer.
Pero la relación con su esposa, que tenía 12 años cuando ocurrió el feminicidio, pasó del idilio a la oscuridad. En 2014 se separaron porque Tablado la maltrataba. “Todo esto es mentira, quieren hundirme”, dijo él a este periodista en una ocasión.
Por entonces, en Facebook se crearon dos grupos antagónicos. Uno se llamaba “No a la libertad de Fabián Tablado”; el otro, “Sí a la libertad de Fabián Tablado”. En Tigre apareció un pasacalle que decía “Cuidado: asesino peligroso suelto”.
Tiempo después, la Justicia volvió a condenar a Tablado en un juicio abreviado a dos años y medio de prisión por amenazas y maltratos psicológicos. Según se probó, Tablado amenazó de muerte a la madre de sus hijas, y a su suegra. “Que nadie se sorprenda si sale y vuelve a matar a una mujer.
De hecho, le mandó una carta una novia que tuvo en la que decía que quería volver a matar porque le daba adrenalina, y que quería volver a experimentar el crimen”, advierte Aló.
El padre de Tablado, Miguel, cuenta las rutinas de Fabián. “Se dedica a hacer artesanías. Sueña con irse a vivir a una isla, pescar y ver las estrellas. Está arrepentido”.
“Soy un hombre nuevo, sólo pienso ofrecer amor”, jura Tablado. La libertad y los días que lo esperan dirán si solo son palabras de un hombre que nunca amó a las mujeres.
Fuente: Globovisión /ElPaís/GM