Los carteles de narcotráfico escalaron su nivel de violencia.
Una de las víctimas tenía cuatro meses de edad. El bebé murió junto con sus dos hermanos y otras dos mujeres adultas.
La masacre ocurrió el 15 de julio en Ciudad Victoria, Tamaulipas, en el noreste de México.
La Fiscalía General del estado dice que fueron asesinados por una banda de narcotráfico.
Pero lo que encendió las alertas es que se trató de la tercera de una serie de seis matanzas similares, ocurridas durante julio en distintas partes del país.
Algo inusual incluso para un país donde desde hace una década existe una intensa guerra contra las drogas.
En todos los casos los agresores fueron vinculados a bandas de delincuencia organizada. Y la forma como se cometieron los crímenes fue "brutal", según las autoridades.
Masacrar a familias enteras es una estrategia creciente de carteles de narcotráfico en su lucha por controlar zonas de tráfico.
Especialistas creen que es una táctica para amedrentar a grupos rivales, pero también para controlar a las comunidades en los territorios donde operan.
El terror como estrategia les resulta útil, le explica a BBC Mundo el analista de seguridad Alejandro Hope.
"Los actos de brutalidad extrema, entre ellos eliminar familias enteras tienen una lógica", dice. "Infunden terror en los rivales, se intimida a la población civil, se genera pánico en las autoridades".
Los escenarios
Hasta hace unas décadas una regla respetada entre narcotraficantes era no involucrar a familias en las disputas con sus rivales.Pero después de que en 2006 el expresidente Felipe Calderón empezó la guerra contra los carteles, la situación cambió.
Martín Barrón, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe), dice que en los últimos años se crearon tres escenarios:
Pero determinar la categoría de las masacres recientes necesita estudios victimológicos que en México no se realizan, explica el investigador.
"En el caso de las familias arrojaría información sobre cuál es realmente el objetivo de los grupos" agresores, le dice a BBC Mundo.
Conocer más información de las víctimas ayudaría a establecer, por ejemplo, el tipo de mensaje que se pretende enviar.
La intención puede ser "generar miedo en las familias que estén dentro o vinculadas a las organizaciones delictivas y que hayan cometido algún tipo de situación anómala".
“Escalada de brutalidad”
Cuatro de las masacres de julio se cometieron en Tamaulipas, especialmente en Ciudad Victoria, la capital, entre el 9 y el 15 de julio.Otras dos fueron en Oaxaca, en el sur del país.
La primera ocurrió el 18 de julio en el balneario de Puerto Escondido y una más tres días después, en Juchitán.
El número de víctimas es de 29, entre ellas un bebé, un niño de 11 años de edad y otra pequeña que tenía discapacidad y no podía hablar.
Los cuerpos de algunos adultos fueron desmembrados o decapitados. Los agresores, según reportes de medios locales, dejaron mensajes con amenazas a policías y grupos rivales.
La violencia en el país tuvo un repunte este año, según datos oficiales.
Las masacres muestran otra faceta en la disputa por territorios y zonas de tráfico.
"Hay una lógica y crucialmente es que no existe costo adicional de cometer un acto de esa naturaleza", explica el analista Hope.
"Desde la perspectiva de un delincuente da igual matar a uno que a veinte", incluso en el caso de los niños.
El escenario se explica por las nuevas condiciones en que se disputan los territorios para el tráfico de drogas.
"Las escaladas son más brutales que antes, hay una suerte de carrera armamentista", entre los grupos de delincuentes añade el especialista.
"Tú me matas a uno, yo te mato a tres. Me matas a un primo yo mato a tu hijo. Lo que en un momento dado es extremo se vuelve modal, se quiere un acto todavía más brutal que el anterior".
Nuevos grupos, más violencia
Los ejemplos son claros en Tamaulipas, donde según los especialistas existe desde hace tiempo una cruenta batalla entre fracciones de los carteles del Golfo y Los Zetas.A eso se suma la llegada de nuevos participantes, como el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Cada uno aparece con su propio sello, generalmente una acción cruel para intimidar a los rivales.
"Llega un grupo que genera más violencia de la que se venía presentando y eso es un mensaje de posicionamiento", explica el investigador Martín Barrón.
"Entonces debemos analizar qué grupos o subgrupos han aparecido en Tamaulipas".
En el caso de Oaxaca hasta el momento no están claros los responsables de las agresiones.
La Fiscalía General del estado investiga como un posible móvil amenazas o actividades "ilícitas" de algunos miembros de las familias masacradas.
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