En Palu, capital de la provincia de Célebes Central y la zona más castigada por el tsunami junto Donggala, de noche la oscuridad es generalizada por los cortes en la red eléctrica a excepción de unas pocas luces que muestran casas completamente derruidas y objetos que arrastraron las olas.
Entre ellos destaca un barco pesquero que ha quedado varado junto a la carretera de acceso a la ciudad desde Poso, otra de las ciudades más pobladas de Célebes Central situada al este de Palu.
En el tramo de esta vía que conecta la capital provincial con la bahía de Tomimi a través de las montañas, automóviles, motocicletas, ambulancias y grúas intentan avanzar en una carreteras estrechada por las avalanchas, lo que retrasa durante horas la llegada de provisiones y ayuda.
La escasez de gasolina y alimentos ha quedado evidenciada este domingo con saqueos en gasolineras, donde las filas alcanzan los centenares de personas, y tiendas de ultramarinos, en este último caso permitidas por las autoridades en determinadas franquicias.
Al listado oficial de fallecidos hay que sumarle 540 personas hospitalizadas y 16.732 desplazados, todos ellos víctimas de una catástrofe que comenzó con un seísmo de 6,1 grados al que el siguió, tres horas después, un terremoto de 7,5 grados y un inesperado tsunami.
El presidente de Indonesia, Joko Widodo, llegó a Palu para reunirse con las autoridades y visitar hospitales y la playa de Talise, donde el tsunami se llevó a su paso las estructuras y vehículos de la costa y llegó hasta una mezquita.
Fuente: Globovisión /EFE/RG
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