El hombre al cual se le atribuye la creación de labradoodle dice que se arrepiente de haber creado el primer llamado «perro de diseño». Walter Conron lamenta que «creó muchos problemas», aseguró luego de treinta años.
«Abrí una caja de pandora y liberé un frankenstein», dijo el australiano que en 1989 cruzó por primera vez un poodle y un labrador.
Según sus propias palabras, todo empezó por querer satisfacer a una pareja de hawaianos que quería una raza de perro guía que no fuera alérgico.
La pareja le propuso a Conron si podía crear un perro que se amoldara a sus necesidades tanto a los problemas de visión de la esposa como a las alergias del marido. Después de 33 intentos de entrenar a un caniche estándar, que no suelta pelo, se dio cuenta de que «simplemente no eran un buen perro guía».
El australiano decidió hacer un cruce entre su perra de raza labrador con un caniche, del cual nacieron tres cachorros de raza cruzada que tenían que entrenar y socializar con las personas pero nadie los aceptó.
Fue entonces cuando se le ocurrió el nombre de «labradoodle». «Le dijimos a la gente que teníamos un perro nuevo y de repente, la gente quería este perro maravilloso».
Tan pronto como el perro se hizo popular, figuras famosas como Jennifer Aniston, deportistas como Tiger Woods y hasta el ex presidente Barack Obama consideraron a la nueva «raza» y sumaron su labradoodle.
Aunque el labradoodle resultó ser un gran perro guía, Conron dice que el oficio de «perro de diseño» resultó un abuso por sus propietarios que están más interesados en ganar dinero que en la salud de los animales.
«Cuando voy por la calle y veo uno, encuentro que la mayoría de las personas están locas. Mi pensamiento se centra en que son perros guías, lazarillos. Y la gente que los lleva no veo que tengan problemas para que necesiten uno».
También admitió que muchos de esos perros tienen problemas de salud y de comportamiento, así como también que pueden generar alergias a sus propietarios.
Con información de Infobae
0 comments:
Publicar un comentario