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3 jul 2020

Pandemia se acelera en Bolivia mientras el ministro de la presidencia anuncia estar contagiado

La pandemia sigue expandiéndose en Bolivia. El ministro de la presidencia e importante miembro del gabinete interino de Jeanine Áñez, Yerko Núñez, así como otros personajes de la política boliviana, se encuentran entre los 34.227 casos reportados hasta ahora en el país. 

Esta es una cifra relativamente baja respecto a la que exhiben los países latinoamericanos más golpeados por la crisis; sin embargo, ha bastado para colapsar el débil sistema sanitario del país.
La noticia de que Núñez dio positivo en un test de la covid-19 ha conmovido al Gobierno boliviano. Varios ministros habían sido sospechosos de tener la enfermedad, pero este es el primero que se confirma. 

Parlamentarios y funcionarios de los diferentes niveles del Gobierno también están enfermos y en las redes se ha pedido donaciones del plasma sanguíneo de pacientes recuperados para algunos de ellos. 

Las transfusiones de plasma hiperinmune son el tratamiento en el que más confían los médicos bolivianos para los cuadros más complicados.

Funcionarios contagiados 
El aumento de los funcionarios contagiados es un signo entre varios otros del desborde de la enfermedad en el país andino. En la semana del 19 al 26 de junio, Bolivia ha sido el sexto peor país del mundo en promedio de fallecimientos diarios por millón de habitantes, situándose encima de Estados Unidos. 

El promedio boliviano fue de 2,7 fallecidos por día y por millón de habitantes, el de Estados Unidos, 2,3. En la cima de este indicador, creado por un estudio independiente, se ubicó Chile, con una promedio de 7,3 fallecidos por día por millón de habitantes.

En términos absolutos, hasta ahora Bolivia suma 1.201 muertos, una cifra cercana a la de Argentina, un país que cuenta con cuatro veces más habitantes. Hay que tomar en cuenta, sin embargo, que las estadísticas argentinas están entre las mejores del continente.

El aceleramiento de los fallecimientos puede ser mayor que el que reflejan las estadísticas. La prensa local presenta reiteradamente noticias sobre el colapso de hornos crematorios, la apertura de nuevos cementerios, el hallazgo de cadáveres en domicilios. 

Algunos cuerpos han debido permanecer hasta cuatro días en casa junto a sus deudos, por la ausencia de medios para inhumarlos. Exactamente lo que se vio ya en otros sitios que también quedaron sobrepasados por la pandemia.

Proporciona un cierto equilibrio a este panorama la relativa lentitud con que las cifras de contagios y fallecimientos suben en las zonas altas del país, un fenómeno que está siendo estudiado como una posible característica de la COVID-19.

Fuente: El País.

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