1. Dolor pélvico
El dolor en el área pélvica o abdominal se siente muy diferente al que provocan las afecciones digestivas como la dispepsia.
Este dolor es más parecido al que generan los espasmos menstruales y suele ser bastante recurrente.
Si persiste durante más de dos semanas y parece no tener un origen específico, lo mejor es consultar al especialista de inmediato.
2. Indigestión
Los problemas de indigestión son bastante comunes cuando no se lleva una buena alimentación y se sobrecarga el organismo con comidas pesadas de digerir.
Es difícil pensar que este trastorno sea una alerta de cáncer de ovario, pero no se debe descartar la posibilidad.
Muchas pacientes ya diagnosticadas manifestaron sentir con más frecuencia gases, náuseas y otros problemas gastrointestinales.
3. Pérdida del apetito
Perder el apetito en determinados momentos de la vida es normal. Pero que esto se vuelva una costumbre, hasta el punto de no querer comer durante días, es algo que debe alertar de la existencia de un problema.
El cáncer de ovario suprime el apetito y con esto genera cambios peligrosos en el metabolismo celular y lipídico.
4. Distensión abdominal
Un abdomen inflamado puede ser el resultado de una mala digestión, una intolerancia alimenticia o algún problema digestivo.
No obstante, si ninguno de estos parece ser su origen y se presenta de forma habitual, entonces es mejor encender las alarmas.
5. Micción frecuente
Muchos de los problemas urinarios están causados por virus y bacterias que generan infecciones en el sistema.
0 comments:
Publicar un comentario