El periódico británico The Sun es quien difundió el vídeo, no sin antes advertirles a los niños que no lo hagan en casa. Con el reto aceptado, el hombre abre la cremallera y apoya su pene en la madera, mientras un compañero le dispara con la pistola de clavos a través del prepucio.
A la víctima parece incluso hacerle gracia el asunto, porque doler, no demuestra que le duela mucho. Después de unos segundo con el pene clavado, el compañero inicia la maniobra para liberarlo y consigue sacárselo con facilidad.
El ‘héroe’ pone el broche de oro a su hazaña atravesando el agujero que le ha quedado de recuerdo con una de sus uñas.
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