Las espinacas son una verdura de hoja verde de uso muy común en las preparaciones caseras. Son baratas y pueden comerse de diferentes maneras, tanto frescas como congeladas, siendo la forma cruda la más saludable.
Éstas son sus cualidades más conocidas, si bien destacan, a juicio de los expertos, por su excelente poder regenerador de glóbulos rojos (encargados de transportar oxígeno a los tejidos corporales e intercambiarlo por dióxido de carbono, el cual es transportado y eliminado por los pulmones), así como por sus propiedades anticancerosas.
Además, según destaca la Fundación Española de Nutrición (FEN), las espinacas, al igual que otras hortalizas verdes, son una un alimento “sano y de digestión ligera”, y representan una excelente fuente de magnesio y potasio. “Son también una buena fuente de vitamina C, vitamina E y ácido fólico, una vitamina del grupo B. En concreto, por su riqueza en fósforo, magnesio, potasio, hierro y otros oligoelementos metálicos, constituye un excelente regenerador de los glóbulos rojos”, precisa.
Así, por cada 100 gramos de porción comestible se consumen: 18 Kilocalorías, 2,6 proteínas, 1,2 hidratos de carbono, 6,3 gramos de fibra, y 0 de colesterol. Fueron los chinos los que cuentan con el primer registro de una de estas plantas en el siglo VII. En el siglo XI se introdujo en España, desde donde se extendió al resto de Europa.
Sobre su valor nutritivo, las espinacas están formadas casi en un 90% de tan solo agua y el 10% restante de otros nutrientes. La FEN destaca su contenido en vitaminas y minerales.
“En concreto, este alimento es fuente de folatos, vitaminas C, A y E. Los folatos contribuyen a la formación normal de las células sanguíneas. La vitamina C contribuye a la protección de las células frente al daño oxidativo, al igual que la vitamina E. Por último, la vitamina A contribuye al mantenimiento de las mucosas, la piel y la visión en condiciones normales. También aportan alto contenido en b-carotenos (3.254 microgramos/100 g de espinacas crudas), compuestos que se transforman …
Asimismo, señala que este vegetal de hoja verde contiene otros carotenoides sin actividad provitamínica A, antioxidantes como la luteína (4.229 microgramos/100 g de espinacas crudas) y la zeaxantina (377 microgtamos/100 gramos de espinacas crudas), que se encuentran en el cristalino humano y la retina, concretamente en la mácula (zona de mayor agudeza visual), cuya degeneración es la causa principal de ceguera en la edad avanzada.
En cuanto a los minerales la Fundación Española de la Nutrición resalta que es fuente de potasio y de hierro, pero precisa que de ‘hierro no hemo’, aquel que se absorbe con mayor dificultad que la forma ‘hemo’ existente en la carne y en sus derivados. “No obstante, algunos factores dietéticos, como la vitamina C presente en la espinaca, mejora la absorción del hierro”, precisa.
Igualmente, subraya que las espinacas también aportan una cantidad apreciable de fibra (soluble e insoluble), que favorece el tránsito intestinal. Por otro lado, menciona que su contenido en ácido oxálico se combina con minerales (hierro, magnesio, calcio, entre otros) para formar los ‘oxalatos’, unos cristales que agravan la formación de cálculos renales.
Por otro lado, menciona que el ácido fólico también destacado en las espinacas, es fundamental para la salud cardiovascular y en la producción de glóbulos rojos y blancos de la sangre y en la síntesis de material genético.
Con información de Europa Press
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