Un sexagenario ha sido detenido en Australia después entrar a un bar gay de Sydney y cambiar el contenido de uno de los dispensadores de lubricante por ácido clorhídrico. Afortunadamente, la rápida actuación del personal del club evitó una tragedia.
Un hombre de 62 años ha sido detenido en un bar gay de Sydney después de cambiar el lubricante que había en uno de los dispensadores del local por ácido clorhídrico, con el objetivo de perjudicar a aquellas personas que acudían allí habitualmente.
Según publica 'The Independent', el personal del local redujo al sospechoso gracias a las alarmas que colocaron en esos dispensadores como consecuencia de otros intentos de boicot que habían tenido lugar en ese bar en el pasado.
Después de tomarle declaración, el sexagenario ha sido puesto en libertad condicional bajo fianza aunque en tres semanas deberá comparecer ante los tribunales locales para explicar lo ocurrido, ya que se desconoce todavía por qué lo hizo.
El ácido clorhídrico contiene elementos muy corrosivos y el contacto con la piel puede provocar fuertes quemaduras, ampollas y úlceras. Afortunadamente nadie sufrió daños de gravedad... ¡Menudo susto!
Un hombre de 62 años ha sido detenido en un bar gay de Sydney después de cambiar el lubricante que había en uno de los dispensadores del local por ácido clorhídrico, con el objetivo de perjudicar a aquellas personas que acudían allí habitualmente.
Según publica 'The Independent', el personal del local redujo al sospechoso gracias a las alarmas que colocaron en esos dispensadores como consecuencia de otros intentos de boicot que habían tenido lugar en ese bar en el pasado.
Después de tomarle declaración, el sexagenario ha sido puesto en libertad condicional bajo fianza aunque en tres semanas deberá comparecer ante los tribunales locales para explicar lo ocurrido, ya que se desconoce todavía por qué lo hizo.
El ácido clorhídrico contiene elementos muy corrosivos y el contacto con la piel puede provocar fuertes quemaduras, ampollas y úlceras. Afortunadamente nadie sufrió daños de gravedad... ¡Menudo susto!
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