En redes sociales circulan imágenes de ciudades vacías y hospitales llegando al colapso en todo el mundo, ante la pandemia por COVID-19, un ejemplo es la ciudad de Guayaquil, Ecuador, donde en esta última semana han aumentado los testimonios y videos sobre personas falleciendo en las aceras de avenidas principales, cuerpos reposando en sus hogares a la expectativa de ser recogidos y familiares de los implicados, en las afueras de una institución médica esperando que les proporcionen soluciones.
La ciudad de Guayaquil, pertenece a la provincia del Guayas, que lidera el número de víctimas por COVID-19, en comparación a diferentes naciones latinoamericanas, según los últimos datos oficiales del Ministerio de Salud: 1.615 infectados y 79 muertos.
El sistema funerario se encuentra colapsado producto de estas crisis, al punto de que el primer mandatario del país, Lenín Moreno, decretó medidas para enterrar a todas las personas fallecidas.
BBC Mundo se comunicó con algunos de los familiares y vecinos de las víctimas y los testimonios coinciden con aquellas dos palabras que Joseph Conrad destacó en su obra «El corazón de las tinieblas»: el horror, el horror.
«Mi tío murió el 28 de marzo y nadie viene a ayudarnos. Vivimos al noroeste de la ciudad. Los hospitales le decían que no tenían camillas y falleció en casa. Nosotros llamamos al 911 y nos pidieron paciencia. El cuerpo sigue ahí en la cama donde falleció, porque nadie lo puede tocar ni nada de esas cosas», cuenta Jésica Castañeda, sobrina de Segundo Castañeda.
Otra joven guayaquileña que vive en el sureste de Guayaquil y quien pidió que no se difunda su nombre, relató que su padre murió en sus brazos y estuvo 24 horas en la casa.
«Nunca le hicieron la prueba del coronavirus, solo nos decían que nos podían agendar una cita y que tome paracetamol. Tuvimos que retirar el cuerpo por medio de particulares porque no tuvimos respuesta del Estado. Uno siente impotencia al ver a su padre así y tener que salir a pedir ayuda».
Pero esta situación no afecta solamente a los muertos por el virus. Wendy Noboa, quien vive en el norte de Guayaquil, cerca de la terminal de autobuses, cuenta la historia de su vecino Gorky Pazmiño, quien murió el domingo 29 de marzo:
«Él se cayó y del golpe en la cabeza murió. Yo llamé al 911 y nunca vinieron. Él vivía con su papá, que tiene más de 96 años, por eso mi angustia. Permaneció en el piso todo un día, hasta que vinieron familiares con la caja para sepultarlo. Pero no lo pudieron sepultar porque no había médico que firmara el certificado de defunción».
Fuente: BBC Mundo
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