Indonesia comenzó a provocar lluvias artificiales para evitar grandes incendios forestales que, en la estación seca, desprenden nubes de humo tóxico, una amenaza que podría sumarse a la del COVID-19.
Los incendios del año pasado fueron los peores desde 2015 debido a la sequía. Alrededor de 1,6 millones de hectáreas se quemaron en el archipiélago del sudeste asiático, principalmente en las islas de Sumatra y de Borneo, reseñó AFP.
En las dos últimas semanas, las autoridades empezaron a utilizar la tecnología de siembra de nubes en la provincia de Riau, antes de extenderla a otros lugares de ambas islas.
Las operaciones podrían durar toda la estación seca, que se extiende hasta mediados de septiembre.
El esfuerzo se dirigirá prioritariamente a las turberas, zonas habitualmente húmedas que se vuelven muy inflamables cuando se secan, a veces artificialmente, para dar paso a cultivos.
El año pasado, los incendios en Sumatra y Borneo produjeron densas nubes de humo tóxico que obligaron a cerrar muchas escuelas y se extendieron a Malasia y Singapur.
Las autoridades tuvieron que desplegar varias decenas de miles de bomberos y fuerzas de seguridad para extinguir los incendios que, a veces, eran iniciados intencionalmente al limpiar nuevas superficies destinadas a plantaciones para obtener aceite de palma.
La ONG Greenpeace advirtió que la crisis del coronavirus, junto con una nueva nube de humo tóxico, pondría a la población en grave peligro.
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