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29 may 2020

Mascarillas para el coronavirus: ¿cuáles ofrecen la mayor protección y por qué?

Si bien las mascarillas de papel y tela pueden ayudar a controlar la propagación del coronavirus entre el público en general, resultan insuficiente para el personal sanitario que trabaja en cuidados intensivos.

Ahí, donde el riesgo de infección es mayor, se hace imprescindible un equipo de protección de un estándar mucho más alto, capaz de proteger completamente del virus.

La forma más simple de cubrirse la cara es la máscara quirúrgica, generalmente hecha de tres capas de papel o tela.

Son resistentes a las pequeñas gotas que se desprenden por la tos o los estornudos, pero ofrecen poca protección contra las partículas virales, que tienen un tamaño de alrededor de 100 nanómetros (billonésima parte de un metro).

"Una máscara, que cubre la nariz y la boca pero que no se ajusta bien a la cara, es una barrera para las partículas que podrías expulsar", explica la doctora Nikki McCullough, jefe de seguridad de 3M, uno de los mayores proveedores mundiales de elementos de protección respiratoria.

Sin embargo, "la máscara no impedirá que respires partículas muy pequeñas".

¿Cuáles son las otras opciones?

Mascarillas o respiradores

Las mascarillas también conocidas como respiradores, que no debe confundirse con el respirador o ventilador mecánico, están diseñadas para ajustarse firmemente a la cara y requieren un proceso de ajuste riguroso.

"Cuando inhalas, todo el aire pasa a través de un filtro, y ello ha sido probado con un estándar de rendimiento", afirma McCullough.

El personal médico que trabaja en cuidados intensivos necesita las máscaras más eficientes.

"Por lo tanto, puedes estar seguro de que si se sella bien la cara, el respirador está reduciendo la cantidad de partículas que vas a respirar y va hacia los pulmones".

Estos respiradores vienen en varias formas diferentes, con o sin filtro, algunos están diseñados para ser desechables, mientras que otros pueden desinfectarse y reutilizarse.

En Europa, este tipo de mascarillas se clasifican en FFP1, la que filtra al menos el 80% de las partículas; FFP2, elimina al menos el 94%; y las dispositivos FFP3, más del 99,9%.

En Estados Unidos, las mascarillas FFP están clasificadas por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH) en términos del porcentaje de partículas que filtran.

Así, las N95 y N99 filtran el 95% y el 99% de las partículas respectivamente, mientras que las N100 eliminan el 99,97%.

Las mascarillas profesionales están disponibles con una variedad de niveles de filtrado.

Purificadores de aire

Similar a una máscara FFP3 en efectividad pero ciertamente no en apariencia, tenemos las mascarillas purificadoras de aire (PAPR, por sus siglas en inglés) con casco o máscara de buceo.

"Ahí tienes una solución más completa. Hay un protector facial para el casco y un tubo que se conecta a una unidad en el cinturón", describe Brian Hovey, director de marketing del fabricante Honeywell.

"Eso tiene un motor que bombea aire a través de un filtro. Eso es parte de un traje blanco, por lo que es una solución protectora más integral".

Una máscara desarrollada por la Universidad de Southampton está en proceso de producción.

El British Standards Institute (BSI), que se encarga de las certificaciones, está evaluando el dispositivo y comparándolo con los estándares europeos, después de lo cual, el equipo espera que pueda usarse más ampliamente en Southampton y en otros lugares.

"Tu visión y comunicación es mejor, ya que el paciente puede ver toda tu cara y la eficiencia es superior ya que puedes pasar de un paciente a otro sin ponerte y quitarte el EPP", dice el consultor y profesor medicina respiratoria del hospital Paul Elkington.

"Una vez que comenzamos a implementarlo, uno de los asistentes de atención médica me dijo: 'Me sentí mal de los nervios al ingresar, pero ahora me siento seguro'".

Fuente: BBC

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