La Bolsa de Nueva York ha retomado este martes su actividad con la presencia de solo una cuarta parte de trabajadores y operadores en una apertura marcada por la nueva realidad del coronavirus y en la que el gobernador del estado, Andrew Cuomo, dio la campanada de inicio de operaciones ataviado con una mascarilla y bajo el lema «juntos somos más fuertes».
Tras su cierre el pasado 19 de marzo y con la ciudad de Nueva York aún sin haber comenzado su reapertura económica por no cumplir con los parámetros estatales, la actividad bursátil en el parqué neoyorquino ha vuelto en medio de fuertes medidas de prevención que incluyen barreras de plexiglás para mantener a los inversores separados, tomas de temperatura, limitación en el número de «traders» a 80 y la obligatoriedad del uso de mascarillas.
También se ha pedido a los trabajadores que eviten el transporte público como método de desplazamiento hasta Wall Street y que firmen una exención de responsabilidad que les impida luego demandar a la Bolsa de Nueva York si se infectan del COVID-19 durante el desempeño de su trabajo en el parqué.
La presidenta de la Bolsa de Nueva York (NYSE por sus siglas en inglés), Stacey Cunningham, ha defendido en numerosas ocasiones la necesidad de la reapertura física del edificio de la bolsa porque a su juicio «las acciones se operan mejor cuando el parqué está abierto, se reduce la volatilidad y hay precios más justos, lo que ahorra a los inversores millones de dólares cada día».
Según la bolsa neoyorquina, la vuelta del parqué se hace «por necesidad económica», especialmente tras comprobar que muchos corredores que trabajan de forma habitual en Wall Street no han podido participar plenamente en las operaciones porque los dispositivos portátiles que usan para la apertura y el cierre no son accesibles fuera del edificio. EFE
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