El Senado de Brasil aprobó el lunes 31 de marzo por unanimidad un proyecto de ley que establece la aplicación urgente de una renta básica de 600 reales (115 dólares) para ayudar a las familias con bajos ingresos ante la crisis económica provocada por la pandemia del COVID-19.
La medida durará tres meses, prorrogables y todavía necesita la aprobación del presidente Jair Bolsonaro. Aunque el mandatario negó la gravedad de la pandemia, que ya ha cobrado 159 vidas y ha infectado a 4.579 personas en Brasil, a la vez lucha por tener un papel preponderante en el combate de la enfermedad. Los desafíos del Gobierno son mucho mayores que el simple control de la imagen: lo más inmediato es buscar soluciones logísticas para implementar el pago del subsidio, reseña El País.
Mientras los senadores votaban sobre la propuesta de la renta básica, representantes de seis Ministerios daban una rueda de prensa. Fue el debut de un formato que tiene el objetivo de descentralizar la atención sobre el ministro de Sanidad, Luiz Henrique Mandetta. Esta decisión fue tomada después de que Mandetta indicará que seguiría las orientaciones “científicas” en lugar de las decisiones políticas y negacionistas del presidente. El pulso entre el ministro y el presidente se debe a que Bolsonaro quiere que los Estados y Ayuntamientos suspendan el aislamiento social, mientras que Mandetta sugiere que se mantengan las medidas de contención. “Las acciones siguen siendo técnicas y científicas”, afirmó en varias ocasiones el ministro.
El pasado domingo, Bolsonaro no siguió las orientaciones médicas - de nuevo - y se paseó por los mercados y centros de vendedores ambulantes de las afueras de Brasilia. El presidente saludó a los ciudadanos de la zona, no mantuvo la distancia social recomendada y reforzó su tesis de que lo importante es la economía. Bolsonaro consideró incluso deponer al ministro Mandetta durante el fin de semana, pero no lo hizo porque sus consejeros le advirtieron de que podría afectar la evaluación de su Gobierno en plena crisis económica y sanitaria. El general Walter Braga Neto, ministro de la Casa Civil (Presidencia), trató de reducir el problema: “No existe la idea de destituir al ministro Mandetta. Está fuera de discusión, de momento”. También dijo que la decisión de repartir la rueda de prensa no era política, sino para fortalecer la transparencia. Mandetta bromeó respondiendo: “En política, cuando se dice que no existe, se está diciendo que existe”.
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