Fuentes del interior del hermético país indican que las fuerzas de seguridad están vigilando el estricto cumplimiento del duelo.
Los 10 años de la llegada al poder de Kim Jong-un no son un motivo para festejar en Corea del Norte, ya que la fecha también recuerda el décimo aniversario de la muerte de su padre, Kim Jong-il, lo que implica un duelo generalizado en el país, incluso más extenso que en conmemoraciones anteriores.
En ese marco, las autoridades de la dictadura comunista ordenaron a la ciudadanía que no muestre ningún tipo de felicidad o señal de alegría en el período de luto.
Según informaron fuentes norcoreanas a la Radio Free Asia (RFA), las personas tienen prohibido reír, beber alcohol o realizar actividades de ocio que puedan denotar un acto de festejo o esparcimiento.
Anteriormente, según informa la cadena, muchas personas que eran sorprendidas bebiendo o intoxicadas durante un periodo de luto eran arrestadas y tratadas como criminales ideológicos.
Según la fuente de RFA, en el día central, este viernes 17, a los ciudadanos no se les permitirá ni siquiera ir de compras: será un feriado total. La radio también informó que los agentes de seguridad recibieron la orden de vigilar a las personas que no se muestren debidamente afectadas por el luto.
El hijo del fundador de Corea del Norte gobernó desde 1994. Cuando murió de un ataque al corazón a los 69 años, fue sucedido por su tercer y más joven hijo, el actual líder Kim Jong-un. En sus primeros años de gestión ocurrió la devastadora hambruna que causó cientos de miles de muertes.
Actualmente, el empobrecido país se encuentra sometido a múltiples sanciones internacionales por su programa de armas nucleares y misiles balísticos, y ha sufrido escasez crónica de comida. Pyongyang se enfrenta a su peor crisis económica en años, impactada también por el autoimpuesto bloqueo por el COVID.
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