Se trata del telescopio espacial James Webb, que dejará el cohete que lo llevará al espacio, este 24 de diciembre del 2021.
El nuevo telescopio espacial James Webb está llamado a ser el sucesor del Hubble, pero entre ambos han pasado más de 30 años y tecnológicamente son muy diversos. El tamaño de su espejo primario y su capacidad de ver la luz infrarroja lo convierten en una ‘máquina del tiempo’, a través de la cual se podrá ver el pasado del universo.
El James Webb, fruto de una colaboración entre la Agencia Espacial Europea (ESA), la Nasa y la Agencia Espacial Canadiense se convertirá el próximo día 24 de diciembre del 2021 en el telescopio más potente lanzado al espacio, que observará lugares del universo hasta ahora inalcanzables.
Las diferencias entre el James Webb (JW) y el Hubble son muchas, desde su forma y tamaño, hasta la distancia a la que operará, a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, lo que hace imposible mandar misiones tripuladas para repararlo o actualizarlo.
El investigador del Centro del Astrobiología (CAB, CSIC-INTA) Santiago Arribas y Anthony Marston, de la ESA, resumen algunas de las características del nuevo JW frente al Hubble, que con más de 30 años de servicio ocupa un lugar en el imaginario colectivo por sus impresionantes fotografías.
Espejo primario
El espejo primario de JW mide 6,5 metros, frente a los 2,4 del Hubble, más de siete vece en área. Cuanto mayor es el espejo se puede acceder más lejos en distancia, lo que significa más atrás en el tiempo, indica Arribas.
Al ser más grande proporciona además más poder de resolución, se pueden ver -destaca Marston- más detalles, acercarse a determinadas fuentes pequeñas de luz o separar la luz de los objetos que están cerca unos de otros.
El espejo actúa como “un cubo que recoge la lluvia, solo que en este caso recoge luz” y al ser mayor es “un cubo más ancho, por lo que puede recoger más luz y ver objetos más débiles en intensidad o que estén más lejos”.
La envergadura del espejo es tan importante, destaca Arribas, porque JW va a estudiar objetos “extremadamente lejanos”, lo que “implica que corresponden a momentos más tempranos de la historia del universo”.
¿Cómo es que se puede ver el pasado? Tome este ejemplo: la luz que emite el Sol tarda en llegar a la Tierra 8 minutos y 29 segundos (recorre unos 150 millones de km a una velocidad de de 300 000 km/s). Por tanto, siempre, lo que usted ve del Sol ocurrió hace 8 minutos y medio. Mientras más lejana esté la fuente de luz, más tiempo habrá transcurrido en llegar esa luz a sus ojos y, por tanto, más antiguo será el evento que la produjo.
Por la gran capacidad que tiene, el JW podrá detectar las primeras galaxias, estrellas y agujeros negros. “Estamos hablando de cuando el universo era del orden del 5% o menos de la edad actual, que es de unos 13 700 millones de años”, dijo Arribas.
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