El australiano James Myers bromea sobre el hecho de que tiene tres balas alojadas en distintas partes de su cabeza: “Una está del lado derecho de mi cráneo y mitad de la bala sobresale un poco y se puede sentir… es un buen truco para mostrar en fiestas”, se ríe.
El humor es una de las formas con las que este hombre de 35 años, oriundo de Nueva Gales del Sur, ha buscado sobreponerse a una experiencia sumamente traumática.
En 2014 Myers fue atacado y recibió cinco disparos en la cabeza.
“Se siente como hacerse un piercing, cuando la gente se pone metal debajo de la piel”, describe al ser preguntado cómo es eso de vivir con balas incrustadas.
“(Sentir la bala) me mantiene con vida. Te recuerda que no puedes dar nada por hecho”, afirma durante una entrevista con el programa de radio Outlook, del Servicio Mundial de la BBC.
Fuente: BBC Mundo
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