Con brazos de hasta 10 metros de largo y un tono carmesí, este es uno de los pocos encuentros registrados con una medusa fantasma gigante.
El avistamiento ocurrió en noviembre de 2021, cuando un grupo de investigadores del MBARI que dirigían un vehículo operado remotamente (ROV) detectó movimiento a los 990 metros de profundidad en la Bahía de Monterrey.
En lugar de tentáculos, la medusa fantasma gigante posee cuatro brazos que pueden crecer más de diez metros de largo, mismos que utiliza para atrapar a sus presas y alimentarse. Aunque no existe evidencia contundente, los biólogos marinos creen que se alimenta de plancton y peces pequeños.
La institución explica que a lo largo de 34 años, únicamente ha documentado nueve avistamientos con individuos de Stygiomedusa gigantea. Y aunque el primer avistamiento registrado ocurrió en 1899; los encuentros con esta escurridiza especie son poco comunes.
Las medusas fantasma gigantes pueden descender hasta más de 6 mil metros de profundidad y a pesar de lo difícil que resulta captarlas en video, se cree que habitan las aguas profundas de todos los océanos, excepto el Ártico. Los últimos encuentros con esta especie han ocurrido tanto en el Golfo de California como en el Pacífico.
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