Ecuador retrocedió diez años en pobreza durante la crisis de la covid-19, que también exacerbó otros indicadores como el desempleo, según reveló un estudio de la fundación de investigación Donum titulado «covid-19, la tragedia de los pobres».
Con niveles de pobreza total del 35 por ciento y de pobreza extrema en el 15 por ciento, Ecuador ha retrocedido a los parámetros de 2010, aseguró a Efe el economista John Cajas Guijarro, que participó en la investigación de Donum y cuyos resultados, según él, son similares en otros países de América Latina.
Cajas Guijarro incluso identificó a la actual crisis como una «sindemia» (un analogismo entre sinergia y pandemia), porque, según dijo, combina los devastadores efectos sociales, los económicos y los de la salud propiamente dicha.
Por ejemplo, dijo que en la investigación, que incluyó encuestas en más de 250 hogares, la mayoría de consultados coincidió al afirmar que durante la pandemia sufrió la «pérdida de ingresos», la «pérdida de empleo» y «la muerte de algún familiar» o allegado.
Para Cajas Guijarro, es necesario «visibilizar esta crisis» para «posicionar una discusión» esencial, ya que la mayor parte de los hogares ecuatorianos «está viviendo esta crisis de dimensión múltiple» que requiere de soluciones a medio y largo plazos.
Incluso opinó que la recuperación de los precios de ciertas materias primas como el petróleo podría generar un «espejismo» en la solución de los problemas sociales agravados con la pandemia y que se nota, en el caso ecuatoriano, ya que la mejora en el valor del crudo (su principal rubro de ingresos) es para el país «insuficiente» para superar la crisis.
Si no se encuentran soluciones inmediatas, Ecuador podría caer en una «situación de estancamiento prolongado», añadió el economista tras comparar la actual situación con la que se presentó en la llamada «Gran depresión» de 1929.
La actual es «nuestra versión de la Gran depresión del 29, pero esta vez para la periferia del mundo capitalista», añadió al insistir en que se han «agudizado una serie de desigualdades sociales que ya se vivían» antes de la pandemia.
El estudio, dijo, sugiere a los Gobiernos acometer medidas urgentes como el hecho de «inyectar recursos a los sectores más vulnerables de inmediato. Este es un ejemplo de lo que ha hecho el mundo».
Incluso el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha entregado recursos a países pobres afectados por la crisis, sin exigir contrapartidas, añadió al insistir en que, según su visión, se deben aplicar políticas redistributivas para favorecer a los sectores más débiles de la sociedad.
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