Francia busca, junto con el Reino Unido, lograr el consenso internacional para crear una zona segura en Kabul que permita coordinar futuras evacuaciones de afganos después de que, el próximo 31 de agosto, se complete la retirada militar estadounidense del aeropuerto capitalino afgano.
Ambos países presentarán este lunes ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas un proyecto de resolución para crear una “zona protegida” en la capital afgana bajo mandato de la ONU donde puedan concentrarse los afganos que busquen abandonar el país hasta que consigan plaza en un avión que los ponga a resguardo de los talibanes, según señaló anoche el presidente francés, Emmanuel Macron.
Un día después de la presentación de este proyecto, los ministros de Interior y Justicia de la Unión Europea se reunirán de forma extraordinaria en Bruselas para tratar de encontrar una posición común ante la llegada de refugiados afganos y sobre los esfuerzos futuros de evacuación desde Afganistán.
“Nuestro proyecto de resolución busca definir, bajo control de la ONU, una safe zone [zona segura] en Kabul que permita continuar las operaciones humanitarias”, adelantó Macron en una entrevista en el dominical francés Journal du Dimanche. “Eso es muy importante -subrayó-, ya que daría un marco a Naciones Unidas para actuar de emergencia, y permitiría sobre todo que cada uno asuma sus responsabilidades y a la comunidad internacional mantener la presión sobre los talibanes”, desgranó.
El portavoz de la oficina política del grupo insurgente, Suhail Shaheen, afirmo este domingo a la emisora Franceinfo que “no es necesaria” una “zona segura” porque “cada afgano” podrá viajar al extranjero si así lo desea a partir del 31 de agosto. “No es necesario. Afganistán es un país independiente. ¿Se podría crear una zona así en Francia o el Reino Unido?”, se preguntó Shaheen.
En el puente aéreo establecido entre Kabul y Abu Dabi el 15 de agosto, tras la llegada de los talibanes a la capital afgana, Francia ha evacuado a un total de 2.834 personas, de ellos la inmensa mayoría, unos 2.600, ciudadanos afganos. Aun así, Francia todavía tiene una lista de “varios miles de afganos y afganas que deseamos proteger, que están en peligro por sus compromisos —magistrados, artistas, intelectuales— pero también muchas otras personas denunciadas por cercanos y que consideramos están en riesgo”, explicó Macron en el dominical.
El sábado, Macron habló en Bagdad del asunto con el emir de Qatar, Tamim Bin Hamad al Thani, con quien evocó la posibilidad de que Doha, que mantiene buenas relaciones con los talibanes, pueda abrir un puente aéreo.
El Gobierno de Johnson por su parte tiene la urgente necesidad de convencer a la oposición política y a la opinión pública británicas de que no ha echado el cerrojo en Afganistán. La gestión tardía e indolente de su ministro de Exteriores, Dominic Raab, incapaz de poner fin a sus vacaciones cuando estalló la crisis, ha irritado a conservadores y laboristas.
Se suma a esa crítica la revelación publicada este domingo por el diario The Observer de que al menos 5.000 correos electrónicos, con detalles de ciudadanos afganos que necesitaban abandonar el país, fueron ignorados por el departamento de Raab. Algunos de esos mensajes los había remitido el mismo líder de la oposición británica, Keir Starmer, o la ministra del Interior, Priti Patel, e indicaban la identidad de personas que habían colaborado o tenían algún vínculo con el esfuerzo desplegado durante 20 años por el Reino Unido.
“El hecho de que tantos correos electrónicos hayan permanecido sin leer no es culpa de los altos funcionarios, sino de ministros del Gobierno que han permanecido desaparecidos en combate durante toda esta crisis”, ha afirmado Starmer.
Son indicios como el de los correos sin leer los que llevan a la oposición, y a algunos diputados conservadores, a cuestionar la estimación del Gobierno de Johnson de que cerca de 1.100 afganos se habrían quedado en tierra, cuando la operación Pitting, como se bautizó al esfuerzo militar de evacuación, concluyó este sábado. Si al personal que trabajó directamente para el Reino Unido se añaden los colaboradores de organizaciones humanitarias, o incluso los periodistas afganos que, a través de sus crónicas, establecieron vínculos con los británicos, serían casi 9.000 los que no han podido abandonar el país.
“No tuvimos ni la estrategia, ni la habilidad política ni la paciencia para culminar [la misión en Afganistán], y el modo en que hemos salido del país ha sido una humillación y una confirmación de la flaqueza de nuestra determinación. Y nuestros enemigos no tardarán mucho en explotar todo eso”, ha afirmado, en uno de los comentarios más duros contra el Gobierno desde sus propias filas, Tobias Ellwood, el diputado conservador que preside la Comisión de Defensa de la Cámara de los Comunes.
Johnson dirigió una carta abierta este domingo, junto a un mensaje grabado en vídeo, a las tropas británicas que han participado durante dos décadas en la misión en Afganistán. Lo hacía coincidir con el abandono del país —uno de los últimos en hacerlo— del embajador británico, Laurie Bristow, y del contingente militar que permanecía al frente de la operación de evacuación. “Nuestro objetivo en Afganistán era muy simple: proteger al Reino Unido de todo daño, y triunfasteis en esa misión durante 20 años”, aseguró Johnson. “Ni un solo atentado terrorista se ha lanzado desde Afganistán contra el Reino Unido o cualquier otro país occidental durante este tiempo”, afirmó el primer ministro.
Pero al político conservador le reprochan incluso sus diputados que fuera incapaz de extraer mayor flexibilidad del presidente de Estados Unidos, Joe Biden. A eso se redujo, le echan en cara, la relación especial con el otro lado del Atlántico que iba a florecer después del Brexit.
La crisis ha sido un recordatorio de que Londres debe seguir persiguiendo más alianzas en el continente europeo que en el americano. Y de que con el Brexit no empieza todo de nuevo, puesto que algunos asuntos se heredan del pasado y también deben ser atendidos.
La falta de atención prestada por el ministro Raab, en los meses anteriores a la crisis de Afganistán, hacia países que ahora resultan clave como Pakistán, Uzbekistán o Tayikistán, pone ahora en seria dificultad el esfuerzo prometido por Downing Street de seguir intentando sacar del país, por otras rutas, a los afganos abandonados.
Fuente: El País
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