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4 ago 2021

“Haití más que un Estado fallido es prácticamente un Estado inexistente”

Haití
Haití - Cortesía

Ha pasado casi un mes desde la muerte del expresidente haitiano Jovenel Moïse, quien fue torturado y asesinado en la habitación de su propia casa en Puerto Príncipe por parte de un grupo de mercenarios colombianos, y la pregunta de quién ordenó y financió el crimen sigue sin respuesta. 

Pese a que hay una treintena de detenidos de varias nacionalidades, los verdaderos motivos del magnicidio siguen siendo un misterio en torno al que se multiplican las teorías de la conspiración. 

Para el politólogo haitiano Joseph Harold Pierre, el caso es un “rompecabezas” del que, cree, nunca se conocerá la verdad si la comunidad internacional no se involucra totalmente en la pesquisa y si no existe la voluntad de compartir y hacer público el resultado.

“La justicia haitiana no es que sea débil, es que prácticamente no existe. Tú puedes tener a una persona cuya infracción es haber robado un gallo y puede estar hasta cuatro años encarcelada antes de comparecer ante el juez”, afirmó en entrevista con el medio El País Pierre, quien también es economista y consultor internacional. 

“Sería incoherente pensar que esta justicia tenga la capacidad mínima de llevar a cabo una investigación tan compleja y con una dimensión política”, agregó. 

Para este académico experto en procesos de democratización en América Latina, su país está viviendo una anarquía política y una crisis social por la inseguridad, la pandemia y la crisis económica, un caos al que se ha sumado el asesinato del expresidente. 

Moïse lo mataron de 12 balazos el 7 de julio en su residencia, donde pasaba la noche con su mujer, que resultó herida, y sus dos hijos. Según la investigación, la operación fue perpetrada por un comando de 24 mercenarios colombianos que no encontraron ningún tipo de resistencia por parte del equipo de seguridad del presidente. 

Hasta el momento, la policía ha arrestado a varios agentes, entre ellos el coordinador de seguridad del exmandatario, Jean Laguel Civil, y al jefe de seguridad del Palacio Nacional, Dimitri Hérard, además de a una veintena de mercenarios colombianos y a varios haitianos, algunos de ellos residentes en Estados Unidos y que están acusados de planificar el atentado.

“Haití más que un Estado fallido es prácticamente un Estado inexistente”, sostiene Pierre. “La razón de ser de un Estado es darle la seguridad mínima a los ciudadanos. En Haití, el Estado no puede proveerse a sí mismo la seguridad mínima porque un presidente fue asesinado en su habitación misma”, lamenta el politólogo. 

Además de la crisis de seguridad, que tiene su reflejo más visible en las bandas criminales que han sembrado el miedo con ataques, robos extorsiones y secuestros, la nación caribeña, la más pobre de la región, está sumida en una profunda depresión económica, con una crisis de tipo de cambio desde 2014.

Fuente: El País

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