Una adolescente se unió a convento en Italia. La joven comenzó dedicada a la oración y a la reflexión, es la historia de la carta del diablo.
Nadie entendía lo que sucedía, como una película de terror, la hermana María era poseída por el demonio, comportándose hostil y salvaje.
Sus compañeras en el monasterio la bañaban en agua bendita todos los días y recibía oraciones especiales de sus superioras, pero llegó el 11 de agosto de 1676.
Aquel día, la monja caminaba despacio por los pasillos del convento cuando se desvaneció.
No supo más hasta que despertó en medio de su cama amarrada y con el rostro bañado en tinta. En una mano, sostenía fuertemente papeles y una carta, cuando por fin logró soltarlos, encontró en cada una de las cartas mensajes indescifrables.
Estaban llenas de símbolos y letras que no formaban ninguna idea. Sin embargo, había algunas líneas que combinaban idiomas o palabras muy específicas de algún país o región.
El extraño evento se repitió en varias ocasiones, tomaba papel y tinta y se sentaba escribir por horas las palabras que algunas voces en su cabeza le dictaban.
Ella aseguraba que Satanás la obligaba a escribir aquellas misivas, que pretendían poner a prueba su fe en Dios. Un día sin más murió, casi todos sus escritos fueron desechados por el convento, bajo la idea de que era mejor quemarlos antes de que otro demonio fuera a poseer a las monjas y tuvieran el mismo final que María.
Una de sus cartas sobrevivió, con el paso del tiempo fue expuesto al público y posteriormente, tomada a un museo la carta del diablo fue analizada por lingüistas, estudiosos, filósofos, clérigos.
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