Los investigadores estudiaron la huella de carbono de 40 tipos de bocadillos diferentes, y concluyeron que los peores para el entorno son los de carne de cerdo (tocino, jamón o salchichas) y aquellos que contienen queso o gambas. El tipo de sánduche con más impacto es el de huevos, tocino y salchicha que se vende en las tiendas, cuyo proceso de principio a fin repercute lo mismo que un auto circulando 19 kilómetros. El que menos, el de jamon y queso hecho en casa. Los investigadores creen que la huella de carbono de estos alimentos podría reducirse un 50% si se cambiaran las recetas, el envoltorio, reciclaje y su fecha de caducidad, que podría alargarse ahorrando así 2 000 toneladas de residuos por año.
por Diario EL COMERCIO
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